Tras varios años de retraso el Gobierno valenciano ha abierto el melón para renovar las concesiones de las principales líneas de transporte de viajeros por carretera en la región. Un proceso que llega tras la caída de la actividad en el sector por la pandemia y a la que ahora se ha sumado la crisis por los precios del combustible. Un escenario que ha obligado los principales operadores de autobuses en la zona a mover ficha para tratar de mantener las líneas que ya tenían en explotación.
Este ha sido el caso de Alsa, que con la compra en su día de Enatcar se hizo con una fuerte posición en todo la costa del Corredor Mediterráneo. Las nuevas concesiones en concurso del Gobierno valenciana incluyen las líneas que unen Valencia con Alicante y Elche, por un lado, y los autobuses interurbanos de la comarcas de Las Marinas, que incluyen Benidorm y Denia, con la capital alicantina. Unos servicios que ha prestado históricamente Alsa a través de su filial La Unión de Benissa.
El grupo de origen asturiano y que forma parte del británico National Express ha tejido una alianza con uno de los grandes operadores de la provincia de Valencia, el grupo Transvía, propiedad de la familia Catalán, para tratar de asegurar el servicio durante los próximos 10 años. El grupo valenciano se ha unido a la oferta de Alsa a través de una de sus concesionarias, La Concepción, con rutas entre la capital valenciana y Ontinyent, además de entre varias localidades del interior de Valencia y Alicante.
Precisamente la nueva concesión, que en realidad incluye hasta 5 líneas, incluye además de la tradicional ruta por la costa otras alternativas por el interior que permitirá conectar también municipios como Alcoy y Xátiva.
El grupo está presente también en el sector de los concesionarios, agencias de viaje y ambulancias
El grupo Transvía es dueño de varias firmas de buses, como Herca, Buñol, Fernanbus o Travicoi en Valencia, además de contar con filiales o participadas en Aragón, Soria, Toledo, Murcia y Portugal. El grupo familiar, que supera los 2.000 empleados, también está presente en el sector de los concesionarios de coches, las agencias de viaje y las ambulancias.
Los dos operadores concurren juntos al concurso que incluye el servicio entre Valencia y las dos grandes ciudades de la provincia de Alicante. Esa concesión está valorada en 25,6 millones de euros, según la licitación de la Generalitat Valenciana, que estima que los autobuses realizarán 1,65 millones de kilómetros anuales y hasta 28 expediciones diarias.
A ese concurso publico se ha presentado un único competidor, la compañía almeriense Bus Madrid Almería (Busbam). El grupo familiar andaluz ha puesto su punto de mira en Alicante para crecer. Tras la pandemia ya asumió la gestión del servicio regular de viajeros entre Alicante y Cartagena, además de la línea entre Murcia y Torrevieja en 2021.
De hecho, Busbam también se ha presentado a la concesión de las líneas interurbanas de La Marina Alta y La Marina Baja con Alicante, valorada en otros 32,4 millones y que incluye a importantes municipios turísticos como Benidorm y Denia y su enlace con el aeropuerto alicantino. Una ruta en la que pujará también con Alsa, que en este caso se ha presentado en solitario, y con un consorcio de 12 pequeñas empresas de autobuses locales.
En ese caso, el servicio incluye siete líneas regulares distintas que sumarán 2,1 millones de kilómetros anuales con un promedio de 88 viajes diarios, según los planes del Gobierno autonómico.
Interbus reta a Vectalia en Elche
La tercera gran concesión de líneas interurbanas en juego en la provincia de Alicante es la que une a Elche con sus municipios vecinos. El grupo alicantino Vectalia, dueño de Subús, es el principal operador tanto urbano como interurbano del área metropolitana de la capital y Elche.
En este concurso autonómico, valorado en 28 millones de euros, el holding alicantino controlado por la familia Arias compite con la madrileña Interbus, con fuerte presencia en Murcia, y también con la andaluza Busbam.
Ayudas al sector
Precisamente la Generalitat Valenciana ha convocado un plan de ayudas para el sector del transporte de mercancías y viajeros con un presupuesto de más de 18 millones de euros destinado a la renovación de flotas con vehículos menos contaminantes o la remotorización e implantación de tecnologías limpias. El Gobierno valenciano destinó también cerca de 26 millones de euros a las empresas concesionarias de autobuses como indemnización por el confinamiento y la caída de la actividad.