
La inteligencia artificial está cambiando el panorama de la investigación clínica, un cambio que muchos ven necesario a medida que los medicamentos de grandes ventas pierden fuelle en beneficio de terapias eficaces, pero dirigidas a poblaciones pequeñas de pacientes. Los avances en el análisis de datos, junto con la integración paulatina de grandes cantidades de información sanitaria, ya están ayudando en el día a día de la investigación, pero se intuye que su avance va a ser aún mayor. Según datos del libro blanco sobre IA elaborado por IQVIA, el sector salud va a dedicarle este año 8.000 millones de euros más, un crecimiento que los propios autores del documento califican de "explosivo".
Un artículo publicado en la revista científica Perspectives in Clinical Reseach indica que la IA se ha convertido en un instrumento cada vez más versátil para la industria farmacéutica. Puede aplicarse en todas las fases del desarrollo de medicamentos: la identificación y validación de dianas terapéuticas -los elementos del organismo sobre los que actúa un medicamento para tratar una enfermedad-, pero también para diseñarlos, para estudiar si fármacos ya conocidos pueden tener nuevas indicaciones, para mejorar la eficiencia de los ensayos clínicos y en tareas de farmacovigilancia.
Interesa particularmente -indica el artículo- su empleo en el desarrollo de ensayos clínicos, "que está plagado de costes elevados y altas tasas de fracaso". Frente a estos retos, la inteligencia artificial ofrece la promesa de transformar pasos cruciales de los ensayos: cómo se diseñan, planifican y ejecutan. Puede vincular bases de datos dispersas -como las historias clínicas- con la bibliografía científica, y bases de datos de ensayos clínicos para mejorar cómo se reclutan los pacientes, haciendo que los sujetos seleccionados sean las personas cuyas características encajan en los criterios de selección.
Según los expertos de la consultora Deloitte, los algoritmos de IA pueden permitir la depuración, agregación, codificación y almacenamiento de datos de ensayos clínicos, reduciendo a la vez el impacto de los errores humanos en el empleo de información. Es esencial para las compañías farmacéuticas porque serán clave en el diseño de los ensayos clínicos, donde las empresas están adoptando un conjunto de estrategias dirigidas a innovar en el diseño. "Las tecnologías que incorporan IA pueden extraer patrones de información muy útiles para alcanzar este objetivo".
En los ensayos clínicos del futuro, la IA junto con los avances en medicina personalizada conducirá a ensayos in silico, que utilizan modelos y simulaciones computarizadas en el desarrollo reglamentario de un fármaco. "También veremos un incremento en la implantación de ensayos virtuales para reducir la carga económica y de tiempo en los pacientes", han predicho.
De momento, hay una baja implantación de este tipo de herramientas, tanto en España como en el resto del mundo, a pesar de que existen altos niveles de adopción de historias clínicas electrónicas, han valorado. El gobierno ha publicado una Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA) para proporcionar un marco de referencia dentro de los ejes de la Agenda España Digital 2025, que es a su vez uno de los elementos que componen el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la economía española. La ENIA está pensada para mejorar la preparación del tejido productivo español de cara a impulsar su competitividad en el plano europeo e internacional, "un paso fundamental en la apuesta por la transformación digital de la economía y la sociedad a través de tecnologías disruptivas", dicen.