Empresas y finanzas

La trayectoria del nuevo presidente de Almirall convence al mercado

  • Consolidar la nueva remesa de medicamentos es el objetivo principal
Carlos Gallardo. Foto: eE

El cambio generacional en la presidencia de Almirall fue bien acogido por el Ibex 35. En una jornada donde la farmacéutica comunicó pérdidas anuales de casi 41 millones de euros, la acción de la empresa catalana se revalorizó en un 8,29%. Jorge Gallardo se retira y su hijo Carlos tomará el relevo a partir de mayo, coincidiendo con la junta de accionistas que tendrá lugar el 6 de mayo.

La llegada del nuevo dirigente comenzó a fraguarse en 2020, cuando fue nombrado vicepresidente. Ahora ya es una realidad y la tarea que tiene por delante es ardua. Almirall se encuentra en un proceso de consolidación de un rumbo que se tomó hace unos años. La farmacéutica decidió apostar por el negocio de la dermatología médica, vendió su negocio de respiratorio a AstraZeneca y dejó de avanzar en medicina general. Hoy ya tiene una cartera de productos novedosa que busca hacerse un hueco en el mercado. La base es buena, pero hace falta un impulso para darle la vuelta a la situación actual.

El bagaje profesional de Carlos Gallardo en el mundo de la industria y la salud es amplio. Comenzó su andadura en Pfizer y en 2013 abandonó el barco de la multinacional estadounidense para convertirse en el director general de la empresa familiar para Irlanda. También es director ejecutivo de una compañía que fundó él mismo en 2014, CG Health Ventures, una ventana profesional hacia el futuro más inmediato de la salud: la digitalización.

La farmacéutica tiene varios caballos de batalla que deberán hacer olvidar los beneficios recibidos por medicamentos históricos como Almax u otros como Aczone, ya dermatológico, pero al que la llegada de los genéricos erosiona año a año sus ventas. Seysara debería avanzar más tras un decepcionante 2021. No en vano, es la explicación más rápida que se le otorga a los resultados que ha ido cosechando la farmacéutica a lo largo del año. Ilumetri también es una promesa de futuro. En 2021 ha demostrado que es una terapia que ha ido convenciendo a los médicos, pero su recorrido debe ir a más a medida que supere las aprobaciones regulatorias que aún no tiene. También está Wynzora, que tendrá que empezar a demostrar de lo que es capaz en 2022. Y Klisyri, que además espera nuevas aprobaciones para 2023. Por tanto, mimbres tiene Carlos Gallardo para revertir las pérdidas cosechadas por Almirall este año, pero no todo está hecho.

La estrategia a corto y medio plazo que seguirá Carlos Gallardo se cimentará en cuatro ejes. El primero y urgente es invertir en el lanzamiento de productos para generar ingresos. El objetivo aquí es que las fases regulatorias en los distintos países europeos no se le atragante a la farmacéutica. Al mismo tiempo, la compañía deberá invertir en las fases finales de sus futuras promesas. Entre ellas se encuentra un anticuerpo monoclonal para la dermatitis atópica que se espera que llegue al mercado el año que viene. Pero además, Carlos Gallardo peinará el mercado en busca de un crecimiento inorgánico, si bien no habrá operaciones de riesgo y se buscará la oportunidad.

Pero más allá de la continuidad en la estrategia, de Carlos Gallardo se pueden esperar otras cosas. No hay que olvidar que la familia, además de poseer Almirall, también tiene bajo su control la empresa de hospitales privados Vithas. La faceta de Carlos Gallardo como inversor de tecnologías sanitarias podría deparar, en un futuro a largo plazo, en una ampliación de los límites actuales del negocio.

Si a una farmacéutica y a un hospital privado se le añade la capacidad de incorporar tecnología de diagnóstico, se cierra el círculo. Sin embargo, si se analizan sus primeras palabras como futuro presidente de Almirall, el objetivo prioritario será consolidar el negocio de la dermatología médica de la farmacéutica. Con todo, habrá que estar atentos a estos otros movimientos empresariales.

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