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La vacuna evita el caos hospitalario, pero la falta de medidas satura a los centros de salud

  • La presión se desliza a la atención primaria ante la falta de previsión
Colas ante el Hospital de La Paz de Madrid para hacerse una PCR. Foto: Europa Press

El hospital respira, de momento, pero el centro de salud vive ahogado. Este es el análisis que comparten la mayoría de fuentes profesionales con las que se habla en estos días. La vacuna ha evitado que se vivan situaciones como la de enero de 2021, cuando en el pico de la ola la mitad de los contagiados presentaba síntomas. Sin embargo, la falta de previsión y una cogobernanza que siempre acaba en decisiones mínimas ha provocado que los centros de salud estén a un nivel de saturación extremo. Hoy se publicará en el BOE que la mascarilla vuelve a ser obligatoria, una medida que si bien es cierto que minimiza el contagio por aerosoles, llega muy tarde, porque la prevención no sirve en momentos agudos. "Exigir el uso de mascarillas en exteriores tiene una efectividad mínima por sí misma, aunque pueda alentar indirectamente su uso en interiores, terrazas y aglomeraciones", dicen los médicos.

La saturación de los centros de salud es tal que hasta los militares y médicos jubilados van a tener que poner vacunas, única herramienta a la que se agarra el Gobierno. Quizá por ello, por haberla presentado como una varita mágica que iba a acabar con la pandemia, la desazón en la sociedad es inmensa. "Se ha trasladado un relato del fin de la pandemia que está siendo muy perjudicial para que la ciudadanía asuma la situación actual: inmunizar y alcanzar el porcentaje necesario para conseguir la deseada inmunidad de rebaño no acaba con la pandemia, aunque mitiga sus efectos en la salud. Pese a que desde el ámbito científico y profesional se insistía en que las vacunas no tenían un efecto esterilizante, y que los inmunizados podrían trasmitir la enfermedad, los mensajes desde las instituciones, amplificados en algunos casos por los medios de comunicación, hacían concebir esperanzas de volver a la normalidad a través de la vacunación", explican desde el Colegio Oficial de Médicos.

La consecuencia de la mitificación de la vacunación conlleva a las medidas que se han aprobado en la Conferencia de Presidentes. Como el 90% de la población se ha puesto la vacuna, el mensaje del miércoles no podía ser el mismo que hace un año, cuando no había herramienta terapéutica. Pero una cosa es que el mensaje no sea el mismo y otra tomar decisiones con escaso impacto en el momento epidemiológico actual. "Hace un año sufríamos los efectos de una pandemia grave y mortal; con las vacunas la morbimortalidad se ha reducido, pero no la gravedad de la situación. El incremento de la incidencia está colapsando la Atención Primaria y los servicios de Urgencia y desbordando la capacidad de diagnosticar casos y rastrear los contactos estrechos", añaden los profesionales sanitarios.

Sin embargo, menos mal que hay vacunas. Los datos muestran que hoy tenemos una situación epidemiológica similar a la del 21 de enero, pico de la cuarta ola. Entonces, las camas ocupadas por pacientes Covid era del 20% y el 36% de UCIS. Hoy, con una incidencia más disparada, los porcentajes son del 6,23% y del 15,77%, respectivamente.

Además, otro número significativo que alivian a los hospitales son el total de hospitalizados. Hace once meses eran 26.542 y ahora hay 7.732. Del mismo modo, el crecimiento diario de este número (ingresos frente a altas) es menor ahora que antes.

Faltarán test en Navidad

La falta de asunción de medidas de carácter restrictivo por parte del Gobierno y las Comunidades Autónomas implica que la pelota pasa a las manos de una sociedad que sufre una gran fatiga pandémica. La solución que se les ofrece a los ciudadanos, siempre de la mano de la recomendación en lugar de la prohibición, es que hagan ellos mismos de médicos y de expertos en pandemias. Pero además, cuando lo intentan, se encuentran con que no hay test en las farmacias para ver si están contagiados. No los habrá con cierta normalidad hasta el 3 de enero, si bien a partir del 28 de diciembre puede empezar a haber ciertas existencias. "Pueden aparecer falsos negativos en los test de antígenos cuando se realizan sin tener síntomas o si la carga viral es baja, por lo que un resultado negativo no excluye la posibilidad de infección", recuerdan los farmacéuticos y animan a hacer un uso responsable de estos dispositivos.

En el reparto de responsabilidades tampoco se puede dejar atrás ciertas actuaciones tanto de la oposición como de la Justicia. La cogobernanza se está mostrando ineficaz a la hora de tomar las mismas medidas en un territorio como España con la misma realidad epidemiológica. Sin embargo, el no disponer ya de una herramienta como el Estado de Alarma como marco de fondo para poder tomar medidas restrictivas lastra la capacidad de acción. Es por ello que hoy hay recomendaciones, porque no puede haber restricciones a la movilidad.

Por otro lado, la decisión del Tribunal Constitucional sobre el Estado de Alarma, rodeada de polémica y con votos particulares, no cuestionaba las restricciones si no el empleo de la fórmula mencionada. Es decir, con voluntad política y anticipación, se podría haber buscado un salvoconducto por si las cosas se ponen aún más feas.

Las aguas residuales contienen ahora más Covid que nunca

El Ministerio para la Transición Ecológica, a través del proyecto VATar-Covid-19, ha registrado esta semana la concentración máxima de coronavirus en las aguas residuales de las 38 depuradoras analizadas repartidas por toda España desde que empezaran las mediciones en junio de 2020. Los resultados del informe, procedentes de la toma de muestras realizada entre los días 12 y 18 de diciembre, han resultado los más altos de la serie histórica que comienza en junio de 2020, registrándose de media en las EDARs del proyecto más de un millón de copias genéticas de coronavirus por litro.

Además, los laboratorios asociados al proyecto han diseñado un ensayo PCR específico que permite detectar la presencia de mutaciones exclusivas de las variantes del coronavirus. Para esta prueba PCR, similar a las empleadas en clínica, se añaden dos sondas: una 100% complementaria a las secuencias que contienen las mutaciones y otra que detecta de forma general el resto de sus secuencias.

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