
Cemex está implantando en sus cementeras de todo el mundo una tecnología pionera que permite incorporar hidrógeno a la mezcla de combustibles que alimentan sus hornos, al objeto de reducir las emisiones de CO2. Probó el sistema por primera vez en Alicante en 2019 y durante el año pasado lo incorporó al resto de plantas europeas, tras invertir 12 millones de euros. Ahora lo está desplegando por sus 64 fábricas de los cinco continentes.
La multinacional mexicana aspira a fabricar cemento sin emisiones de carbono en 2050 y cuenta con otras metas ambientales a más corto plazo: para 2030 quiere que un 40% de la electricidad que consuma se genere con renovables y reducir sus emisiones de CO2 un 55% con relación a 1990, igual que la UE.
110 millones en cinco años
Para cumplir sus compromisos climáticos, la compañía presidida por Rogelio Zambrano invertirá unos 110 millones de euros -130 millones de dólares- durante los próximos cinco años; básicamente, acelerará y replicará tecnologías que ya ha usado con éxito, adaptándolas a los requisitos de cada instalación, desde la normativa hasta la cadena de suministros, las limitaciones técnicas o las dinámicas de cada mercado local.
Dentro de esa filosofía está la incorporación de hidrógeno en la mezcla de combustibles para los hornos de cemento, una técnica nueva que, al menos públicamente, no usa ninguna otra cementera. Oficemen, la patronal sectorial, la incluye en su Hoja de ruta de la industria cementera española para alcanzar la neutralidad climática en 2050, pero no prevé su generalización hasta dentro de unas décadas. A grandes rasgos, el hidrógeno mejora la combustión, permite usar más combustibles alternativos a los fósiles y reduce las emisiones de CO2 del proceso en un 10%.
Los hornos de cemento funcionan con carbón o derivados del petróleo, pero suelen aprovechar otros materiales, habitualmente residuos y subproductos de procesos industriales -neumáticos usados, basuras municipales, lodos de depuradora...-, que dependen de la ubicación de las plantas.
Combustibles alternativos
En el caso de Cemex, estos combustibles alternativos alcanzaron en 2020 el 25,3% del total: 2,7 millones de toneladas que sustituyeron a 1,6 millones de toneladas de carbón, con un valor de unos 113 millones, y, además, le permitieron ahorrar unos 36 millones en derechos de emisión de CO2, entre otras ventajas ambientales, como reducir el depósito en vertedero.
Como el hidrógeno se quema muy rápidamente, al inyectarse en el horno ayuda a la ignición de la biomasa -suele representar la mayoría de los combustibles alternativos-, incrementa la temperatura del proceso y se elimina más CO2 del combustible fósil. Así lo comprobó la empresa en 2019, en un proyecto piloto en Alicante, un año después de haber descubierto la técnica.
En la actualidad, Cemex está usando en sus plantas un sistema de producción de hidrógeno dispuesto en un contenedor de 54 metros cúbicos, con un peso de cuatro toneladas. Se basa en la tecnología de electrólisis de membrana de intercambio de protones, utilizada principalmente en aplicaciones a pequeña escala; no requiere de una gran superficie y es fácil instalarla y transportarla. Cada unidad puede procesar hasta 40 litros de agua por hora, que producen 10 metros cúbicos de hidrógeno, con una pureza del 99,5%, y cinco metros cúbicos de oxígeno.
La unidad está diseñada para inyectar pequeñas cantidades de hidrógeno y oxígeno en el sistema de combustión del horno, aprovechando ambos en la generación de calor. El hidrógeno se produce a medida que la fabricación lo requiere, de modo que no es necesario tener depósitos del gas en estado líquido y se reducen los riesgos de seguridad asociados a su transporte y almacenamiento.
"La rápida adopción de esta nueva tecnología basada en hidrógeno es un claro ejemplo de los esfuerzos de innovación de Cemex y su sólido compromiso para descarbonizar el proceso de producción de cemento", afirma Juan Fernando Enríquez, vicepresidente de Operaciones en Europa, Medio Oriente y África, responsable del proyecto y de su implantación en todo el mundo, valorando la extensión del uso del hidrógeno a todas las cementeras del Grupo.
Cemex emitía 0,8 toneladas de CO2 por tonelada de producto cementante en 1990, que se habían reducido un 22,6% el año pasado. Para 2030 quiere llegar a una disminución del 35% y emitir 0,5 toneladas de carbono por cada tonelada de cemento.