Empresas y finanzas

La energía, motor para recuperar la economía y superar la pandemia

  • "Los fondos europeos no deben financiar los planes de negocio de las compañías, sino acelerar el cambio"
  • "Las ayudas serán para iniciativas que otorguen ventaja competitiva al sector o la sociedad, no a la empresa"

En un momento marcado por los planes de recuperación de la crisis económica provocada por la pandemia, con el sector energético señalado como uno de los motores de dicha recuperación, por su capacidad de arrastre sobre la economía, elEconomista ha organizado una entrevista a dos bandas con Óscar Barrero, socio Consulting de PwC, experto en temas energéticos, y con Ángeles Santamaría, consejera delegada de Iberdrola España. Rubén Esteller, subdirector del periódico, ha conducido el coloquio.

¿Qué lecciones podemos extraer de la crisis de la Covid-19?

Ángeles Santamaría: Señalaría tres experiencias positivas: hemos chequeado cómo funcionan las organizaciones ante una circunstancia inesperada, y hemos respondido bien, a pesar de que hemos tenido que adaptarnos a cambios de forma permanente; también se han hecho más evidentes las amenazas de la naturaleza en un mundo globalizado e interconectado, relacionado todo con la crisis climática, que no ha perdido actualidad; y por último, la corresponsabilidad para abordar los desafíos, mediante la actuación individual y la colectiva.

Óscar Barrero: Yo destacaría el concepto de resiliencia: hace dos años nadie utilizaba esa palabra y ahora es una forma de adaptarse a los cambios y resistir; todos nos hemos convertido en resilientes, sobre todo durante la etapa del confinamiento duro. Además hemos visto como mejoraba la calidad del aire de las ciudades y nos hemos dado cuentas de lo que implica vivir en condiciones climáticas mejores.

¿Qué opináis de la apuesta climática de la UE y su mayor ambición?

A. S.: En Europa no hay marcha atrás. El Green Deal  es un pilar de la política europea, coherente con la emergencia climática y la lucha contra la crisis. Además, es una oportunidad para potenciar el sector industrial y tomar liderazgo frente a otras áreas de competencia económica. Los fondos de recuperación van a ir en esta línea.

O. B.: Vamos a objetivos más ambiciosos por el desarrollo tecnológico. España presentó un plan ambicioso y vamos a una revisión, con mayor ambición, por la tecnología: hay vectores como el del hidrógeno que nos tienen que llevar a una ambición mayor. Además, el crecimiento renovable ya es una cuestión de competitividad: los países que quieran ser competitivos y reducir sus costes energéticos tendrán que apostar por las renovables.

¿Qué representa esa mayor ambición para España?

A. S.: Es una gran oportunidad para el país y el Gobierno ha respondido, con legislación, con  planificación y con objetivos claros; es buena noticia para el sector energético y la economía en general. Tenemos una situación inmejorable, también por geografía y por recursos naturales; no somos ricos en recursos fósiles y podemos reducir la factura anual de importaciones con energía autóctona, a la vez que tenemos desarrollo industrial y empresarial con las renovables. Soy muy positiva.

O. B.: Los mercados de futuros indican que el precio mayorista eléctrico en España será ocho euros más bajo que en Alemania en 2026; imagínate lo que suponen ocho euros capturados en competitividad industrial, además de la mejora de la competencia tecnológica y de la posibilidad de exportar esa tecnología por las mejores condiciones del país. 

"Las inversiones son viables y sólo dependen de que la administración agilice los procesos"

Pero hay barreras para ese desarrollo, como el límite a la inversión en las redes eléctricas...

A. S.: Desde mi punto de vista, no se entiende que haya un límite a las inversiones en redes; no lo hay en otros países, máxime cuando la Planificación contempla una aceleración de las inversiones en electrificación de la economía; es una barrera que debería ser eliminada o elevada temporalmente. Las tramitaciones administrativas también pueden ser una barrera al desarrollo que merece un estudio, análisis y soluciones: hay que instalar 6.000 MW de renovables al año y el tiempo se puede pasar en la tramitación.

O. B.: Hace falta apoyo de las instituciones. Hay que poner el dinero, claro, pero hay cosas más fáciles que no requieren un coste para nadie: las inversiones son viables y sólo dependen de que la administración agilice los procesos, que los digitalice y los haga mucho más rápido. Hoy un proyectos de renovable puede tardar en tramitarse dos o tres años, y lo mismo pasa con la distribución, que genera mucha capilaridad a nivel local.

¿Se deben priorizar los grandes proyectos tractores ligados a las ayudas europeas para la recuperación?

A. S.: Es importante decir que los fondos no deben financiar los planes de negocio de las compañías. Nuestro plan se financia como lo hacemos de forma habitual. Los fondos deben servir para acelerar la transformación energética y digital en proyectos tractores, quizá multisectoriales. También hay que tener claro que hay tecnologías maduras, como la eólica o la fotovoltaica, que no requieren apoyo, mientras que otros ámbitos, como el impulso de la movilidad eléctrica o la electrificación de procesos industriales, o el hidrógeno verde, que si lo necesitan.

O. B.: Los fondos deben tener carácter incentivador para proyectos que no se harían sin ellos o que se harían más despacio. Habrá que ver qué ámbitos debemos incentivar, como la integración de renovables en los sectores productivos o la eficiencia, donde una parte del mercado funciona y otra no; en movilidad será una combinación de ambas cosas, por las infraestructuras de recarga y los vehículos. La clave va a estar en identificar el incentivo a aplicar y su propósito: si queremos acelerar o generar un cambio disruptivo, como con el hidrógeno.

...Los fondos no deben financiar planes de negocio... ¿Cómo evitarlo? ¿Qué gobernanza debe tener la UE?

A. S.: La Comisión está muy involucrada, desarrollando métricas para valorar el impacto de los proyectos: no sólo en el empleo, sino también en su proyección futura, en la continuidad del negocio; no van a dar dinero para construir algo en dos años y se acabó. Saben que es la primera vez que Europa se endeuda en común y quieren tener un retorno medible en independencia tecnológica, en desarrollo de la cadena industrial, en creación de empleo, en liderazgo. Va a haber una supervisión estrecha sobre cómo se usan los fondos y su resultado.

O. B.: Creemos que habrá dos grandes canales. Por un lado los tradicionales, apoyados en organismos como Idae o Red.es, que van a tener 10 veces más fondos, orientados a acelerar cosas que ya existían. Pero la gran novedad son los proyectos estratégicos, disruptivos, similares a los proyectos de interés común europeos, que van a canalizar los grandes consorcios; recibirán subvenciones elevadas y habrá que justificar su viabilidad previamente, porque la UE va a estar muy encima. El Gobierno ha sentado las  bases con las manifestaciones de interés y en función de lo que reciba irá desarrollando el proceso, contrastándolo con Europa.

¿Qué primará? ¿Iniciativas consorciadas o de una única empresa? ¿Tendrán cabida las pymes?

A. S.: Ya lo querríamos saber. Creo que se van a favorecer iniciativas transversales de diferentes actores, y con participación también de la educación, porque hay que generar talento y nuevas oportunidades. Es posible que haya diferentes licitaciones, subvenciones y programas de ayuda, para muchos proyectos grandes, pero también pequeños y medianos, con participación de las comunidades autónomas y del propio consumidor; por ejemplo, habrá que encontrar la fórmula para hacer eficiencia energética masivamente, y no sólo caso a caso, con ayudas directas al consumidor.

O. B.: Apenas sabemos lo que se ha publicado en las manifestaciones de interés. Buscan que los proyectos de la empresa o de un conjunto de empresas tengan una proyección más allá de la empresa; el proyecto no puede otorgar una ventaja competitiva a la compañía, sino para el sector o para la sociedad. Eso no quiere decir que todos tengan que ser consorcios o tener colaboración público-privada, aunque literalmente es lo que se está buscando. Se quiere efecto tractor más allá de la compañía, y si además incluyen sostenibilidad, resiliencia y digitalización, aparte de educación, pues mucho mejor.

"Necesitaremos otras tecnologías, preferiblemente limpias, como los bombeos, para soportar las rampas de generación, porque no lo pueden aportar las baterías"

En energía son candidatos claros los proyectos de hidrógeno o de almacenamiento...

A. S.: El hidrógeno puede ser un vector energético muy importante en el futuro para aplicaciones industriales o de movilidad donde no se puede electrificar, y se puede acelerar su implantación con las ayudas europeas. Nosotros tenemos una apuesta clara con Fertiberia para promover 800 MW y desarrollar industria española. El almacenamiento es imprescindible para acompañar el crecimiento de renovables y hay potencial de desarrollo de nuevos sistemas hidroeléctricos reversibles. Para atraer las inversiones necesarias, habrá que establecer algún mecanismo ad hoc adicional al mercado. Por otra parte las tramitaciones pueden ser largas, y se podría pasar la década sin llegar a disponer de nuevas instalaciones de este tipo.

O. B.: Con el almacenamiento hay que tener una combinación de luces cortas y largas. Las baterías se desarrollarán con hibridaciones de eólica y fotovoltaica, pero necesitaremos otras tecnologías, preferiblemente limpias, como los bombeos, para soportar las rampas de generación, porque no lo pueden aportar las baterías. En el caso del hidrógeno, sus retornos hay que buscarlos a más largo plazo; en las demás tecnologías buscamos esa aceleración que comentaba, pero en el hidrógeno es distinto; aunque sólo por mercado, se desarrollaría cerca de 2030, con ayudas se pueden desarrollar ahora grandes instalaciones y ganar en escalabilidad: si en España somos capaces de generar electricidad a menos de 20 euros por MWh y reducir un 30% o un 40% el coste del electrolizador es relativamente factible a medio plazo.

¿Conviene reformar la fiscalidad en todo este proceso?

A. S.: La Comisión ha recomendado a España que aborde una reforma fiscal alrededor del principio  quien contamina paga... También habría que eliminar las distorsiones que afectan a las decisiones del consumidor, como los costes añadidos que soporta la electricidad y que no se corresponden con el papel que debe tener en el proceso de descarbonización. Debería de haber una foto global de los sectores energéticos y el consumo. Es algo que está pendiente. 

Se acercan las navidades... ¿Cuál es su carta de los Reyes Magos para el Gobierno?

A. S.: Hay que reconocer que el Gobierno ha hecho un trabajo acelerado e intenso en tema legislativo; ha puesto muchos temas encima de la mesa. Creo que hay que dejar que el mercado funcione -en renovables hay interés de sobra- y mantener cierta visión a largo plazo e incentivar las oportunidades para las empresas y las industrias españolas. Hay que buscar que se quede aquí el sector industrial correspondiente, que nos hará más resistentes a futuras crisis. Soy muy positiva y creo que va a ocurrir.

O. B.: Que mantenga el nivel de ambición, porque asumir la posición de liderazgo va a aportar beneficios; nos vamos a aprovechar más de la transición energética. Y que asuma el rol de facilitador de la Administración; cuando un mercado funciona y la gente quiere invertir, la Administración tiene que facilitarlo y resolver problemas para que la inversión sea más rápida.

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