La segunda ola del coronavirus y las crecientes restricciones a la movilidad -Reino Unido ha cerrado hasta diciembre- han dado al traste con los planes de Ryanair de recuperar el 60% de su capacidad en los próximos meses y cerrar su año fiscal, que va de abril a marzo, con ebitda positivo.
Así, la aerolínea irlandesa ha recortado al 40% la capacidad que tiene previsto poner en el mercado durante la temporada de invierno, que termina en marzo, tras ver cómo las reservas se desploman en las últimas semanas. La nueva operativa también supone un ajuste respecto al verano, periodo en el que ha volado al 50% de su capacidad y ha registrado una ocupación del 72%, lo que pone en peligro la rentabilidad de sus operaciones.
En este sentido, en su primer trimestre fiscal, la low cost ha cerrado con unas pérdidas netas de 410 millones, tras registrar costes extraordinarios de 240 millones por las coberturas de combustible, y con un resultado operativo negativo de -176,8 millones, tras ver cómo sus ingresos caían un 78% hasta los 1.176 millones. Por su parte, los gastos se han reducido un 67% hasta los 1.353 millones de euros, gracias al fuerte ajuste en los costes de personal, entre otros. En su segundo trimestre estanco (julio-septiembre) la compañía ha registrado un resultado operativo positivo de 10,8 millones, ya que la caída del 68% de los ingresos ha sido compensada con el ajuste de los gastos del 50%.
De cara a los próximos meses, la compañía espera no cerrar más bases, pero no ha sido capaz de dar previsiones o adelantar cuándo se recuperará el mercado. Eso sí, ha anunciando que espera recibir 30 aviones del modelo 737 MAX de Boeing a lo largo del primer semestre de 2021. El avión ya ha recibido el aprobado de la FAA para volver a volar. En este punto, la compañía, que ha retrasado entregas y emitido bonos para reforzar su liquidez, recuerda que todavía no ha llegado a un acuerdo con la firma de EEUU sobre la indemnización.
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