"Sean valientes, permitan que compitamos con las mismas reglas. Es el momento de sacudir el tablero de juego. Es una cuestión de valores y de derechos en el mundo digital". Con estas palabras, José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, instó ayer los reguladores europeos a que planten cara desde la normativa a una situación que crea asimetrías entre los gigantes online y las compañías europeas de telecomunicaciones tradicionales. "La pandemia ha acelerado los cambios y Europa no tiene mucho margen para reaccionar. Esto no se trata de tecnología. La tecnología ya está aquí. Se trata de valores, de soberanía digital y derechos, al menos los mismos que existían en el mundo analógico".
De esa forma, según indicó en el FT-ETNO Summit 2020 en Londres, el primer ejecutivo de Telefónica propuso avanzar hacia el "fin de la expropiación de las redes de nueva generación imponiendo el acceso de terceros con precios regulados". Esas redes -recalcó- "se han construido en un entorno competitivo y en ocasiones, con coinversión".
En la misma intervención virtual, Álvarez-Pallete- destapó "la otra cara de la moneda" que afecta a las grandes compañías estadounidenses de Internet. "Durante la pandemia, los servicios digitales aumentaron exponencialmente, las videollamadas o el tráfico de streaming online se multiplicaron por siete, pero ¿saben con quién estoy compitiendo? ¿Cuáles son las cuotas de mercado de los proveedores de estos servicios digitales? ¿Tiene algún regulador la autoridad o la facultad de solicitar esa información? ¿Bajo qué tipo de controles de seguridad? ¿Se almacenan esas conversaciones? ¿Dónde se almacenan? ¿Bajo qué autoridad gubernamental? ¿Quiénes son los nuevos titulares?", en referencia implícita a servicios como Whatsapp, Zoom o Skype, entre otros.
Álvarez-Pallete también compartió otros interrogantes de gran trascendencia para el conjunto de la sociedad, tras indicar que los datos de los medios de comunicación social tienen un valor de 20.000 dólares por hogar cada año. Pero... ¿Dónde está ese valor? ¿Por qué no está en el PIB de los países europeos? ¿Por qué no le dicen a los usuarios lo que valen sus datos? ¿Por qué no comparten ese valor con los consumidores? ¿Por qué no transfieren parte de ese valor a cada ciudadano europeo?
Como también recordó en otras ocasiones, la pandemia supone como "viajar en una máquina del tiempo cinco años, por delante de nosotros. Cuando el mundo físico se cierra, el mundo digital permanece abierto. Vimos que el teletrabajo, el comercio electrónico, la salud electrónica, el entretenimiento digital, la educación en línea o la Inteligencia Artificial nos ayudan a prevenir brotes".
Respecto a las frecuencias de 5G, Álvarez-Pallete propuso que los encargados de la formulación de políticas "no deberían centrarse en maximizar los ingresos de las subastas 5G ni en mantener el sector de telecomunicaciones como sector deflacionario, ya que el dinero gastado en el espectro no se invertirá en las redes".
El presidente de Telefónica abogó por un tipo diferente de globalización y puso como ejemplo el peor momento de la pandemia, "cuando todo el mundo estaba tratando de comprar respiradores, no fue nada fácil. Era como el salvaje oeste. No se trata de más globalización sino de una mejor globalización". Ante el impacto de COVID-19, que ha sumido al mundo en un período de incertidumbre radical, Álvarez-Pallete percibe la situación "como una oportunidad para construir una nueva Europa, una mejor Europa que aporte progreso económico y social a los ciudadanos europeos basado en nuevos valores". Entre esas oportunidades, el ejecutivo señala que "la digitalización podría aumentar el PIB europeo hasta en 3,2 puntos porcentuales anuales hasta 2025". Además, sólo en España, "la digitalización podría crear 650.000 nuevos empleos en una década". En términos ambientales, la tecnología "tiene el potencial de reducir las emisiones globales entre un 15% y un 35% para el 2030". Ante esos retos, Telefónica prevé alcanzar en 2025 las emisiones netas cero en todas sus operaciones principales, además de desmantelar el cobre en España y ayudar a sus clientes a reducir sus propias emisiones.
Desregular significa poner fin a la expropiación de las redes de nueva generación imponiendo un acceso obligatorio a precios regulados. Esas redes se han construido en un entorno competitivo y en casos de coinversión.
En su vídeo compartido con los reguladores, el presidente de Telefónica reconoció la irónica paradoja de la situación actual en Europa: "En un año en el que se ha hecho más evidente que nunca que la conectividad desempeña un papel esencial en la nueva economía, los ingresos de las telecomunicaciones siguen cayendo y la valoración está en su punto más bajo".
