
La llegada de los test rápidos y su inclusión por parte del Ministerio de Sanidad como herramienta de diagnóstico y cribado permite muchas mejoras tanto en el manejo de la pandemia como en el aspecto económico. En la semana del 11 al 17 de septiembre, según datos oficiales, se realizaron 683.322 pruebas PCR.
Estos kit tienen un coste total (que incluye la prueba, los hisopos, la tecnología de laboratorio y el personal) de entre 90 euros y 100 euros, según fuentes del sector. Los test rápidos tendrán un coste total de entre 7 euros y 10 euros, lo que permitirá ahorros sustanciales, tanto económicos como temporales. En concreto, y tomando como medida la semana de septiembre citaba, el ahorro potencial es de algo más de 60 millones de euros, unos 240 millones mensuales si se mantiene el ritmo de pruebas diagnósticas (actualmente crecen cada semana).
Entre las compañías que van a comercializar estas pruebas diagnósticas se encuentran dos multinacionales y dos firmas españolas. La empresa que ya los tiene en el mercado es Abbott, quien fue precisamente la que marcó el precio de mercado del dispositivo a 5 euros. Roche está ultimando el lanzamiento de su prototipo y se espera que esté en cuestión de días. Lo mismo ocurre con Certest, que ya publicita su dispositivo en su página web y lo comercializará en breve.
Por su parte, Ingenasa se encuentra en la fase de desarrollo, "pero en un mes o cinco semanas comenzaremos la producción", señala la directora general, Belén Barreiro. La producción de esta compañía será, en un principio, de un millón de test al mes, pero "estamos en negociaciones con otros dos centros de producción con los que llegaremos a los tres millones", afirman.
Con todo, el estándar sigue siendo el test PCR, algo que comparten las compañías que diseñan estos test rápidos por antígenos. Sin embargo, la cantidad de pruebas que se está usando ahora para cada uno de lo cientos de brotes (o transmisión comunitaria) que se producen está provocando unos costes que se reducirán drásticamente. Esta nueva generación de test permitirá reservar las PCR para casos muy concretos. "Imagina que hay una gran sospecha en un centro educativo. En lugar de hacer cientos de pruebas PCR se realizarán estos nuevos test. Si, por ejemplo, solo dieran positivo dos personas, igual habría que hacerle una PCR adicional para confirmar, pero si hay una gran mayoría de positivos está claro que estamos ante un brote", añade Barreiro.
Los test de anticuerpos completan
Los test rápidos de antígenos se han convertido ahora, tras el aval ministerial ("según el informe de validación preliminar del Carlos III, el test tiene una sensibilidad dentro de los límites establecidos por la OMS"), en la primera herramienta a utilizar para enfrentarse a la detección de la infección. Sin embargo, esto no quiere decir que se queden solos en el mercado. Estos test demuestran si la persona que se somete a la prueba está infectada o no, pero no llegan a determinar el momento de la infección. Si el resultados es positivo, se podría realizar un test rápido de anticuerpo para comprobar el momento de la infección. "La cantidad de virus es como la Campana de Gauss, al principio y al final de la infección hay una carga viral similar. Por tanto, el test de anticuerpo servirá para saber el momento exacto", dice Barreiro.
Esto no es un defecto del test rápido de antígeno, ocurre igual con la PCR. Ambos miden la carga viral del paciente y en ambos casos, si se quiere precisar el momento de la infección, es necesario mirar los anticuerpos generados.