
Varias compañías se han empleado a fondo en desarrollar test rápidos de antígenos (los que detectan al virus, no los anticuerpos) que alcanzan sensibilidades de más del 96% y tienen una especificidad del 99,6%. Los resultados los ofrece en un corto espacio de tiempo, alrededor de los quince minutos, y estarán en el mercado a un precio que rondará los cinco euros.
La última compañía en anunciar que ya dispone de ellos es la multinacional Roche. Se trata de equipos denominados Point of Care, es decir, se pueden desarrollar por un profesional sanitario en cualquier punto sin necesidad de disponer de otros dispositivos que analice el resultado. Son test cualitativos, es decir, dicen si la persona tiene o no el virus, por lo que son muy útiles para hacer cribados en zonas donde se haya producido un brote.
Estos test demuestran si la persona que se somete a la prueba está infectada o no, pero no llegan a determinar en qué momento de la infección se encuentra el paciente. Si sale negativo, se podría descartar la infección por su alta sensibilidad y si es positivo, se podría realizar un test rápido de anticuerpo para comprobar el momento de la infección (estadios iniciales, si no hay anticuerpos, estadio medio si el anticuerpo detectado es M, y estadio tardío si el anticuerpo es G).
Al comienzo de la pandemia, en marzo, estos test fueron rechazados por su escasa sensibilidad. El caso más polémico fue el de las pruebas falsas que compró el Ministerio de Sanidad en China mediante el intermediario Interpharma, y que tuvieron que ser devueltos tras examinarlos en el Instituto de salud Carlos III . Pero los meses han pasado y la capacidad para aislar y sintetizar la proteína del virus ha mejorado, por lo que ya se consiguen sensibilidades más que fiables (expertos en Salud Pública señalan que el porcentaje mínimo exigible de sensibilidad es del 80%). Hoy por hoy, el Ministerio tendría que cambiar sus protocolos a seguir en el caso del diagnóstico para comenzar a usar esta nueva generación de test.
Hoy por hoy, el estándar sigue siendo el test PCR, algo que comparten hasta las compañías que diseñan estos test rápidos por antígenos. Sin embargo, la cantidad de pruebas que se está usando ahora para cada uno de lo cientos de brotes que se producen están provocando que los fabricantes estén exhaustos. Esta nueva generación de test llega para solventar un doble problema derivado de la gran cantidad de test que se realizan. Por un lado agilizan a los sistemas sanitarios, ya que comienza a haber escasez de reactivos y de personal técnico que evalúe las PCR. Por otro lado, también reserva estos test para los casos más necesarios (confirmar un positivo, por ejemplo) porque son capaces de eliminar con su resultado a todo aquel que de negativo.
Junto a Roche, las otras dos compañías que han anunciado la llegada de este tipo de test con sensibilidad alta son la multinacional Abbott, quien consiguió la aprobación de la FDA para su prueba la semana pasada, y Vircell, una compañía afincada en Granada que ha asegurado que a partir de la semana que viene puede distribuir sus kits, según recoge el periódico La Vanguardia.