Los divorcios del FC Barcelona con sus superestrellas no han sido tradicionalmente idílicos. A las polémicas de Maradona, Cruyff, Ronaldo Nazario, Figo o Neymar ahora se suma también la de Lionel Messi. Esta semana, el 10 argentino ha provocado un auténtico terremoto entre los culés tras su famoso burofax en el que comunicaba su intención de abandonar el FC Barcelona. Una salida que podría suponer una hecatombe para el equipo azulgrana y un considerable golpe económico para LaLiga, ya que se produce unos meses antes de que se renegocien los derechos televisivos de esta competición. El quid de la cuestión reside en los 700 millones de euros que debería pagar el argentino, según el Barça, y que han abierto una gran brecha entre ambas partes.
La cláusula de rescisión es el método que utilizan los equipos de fútbol para blindar a sus estrellas. Es una cantidad económica prefijada que habría que pagar para liberar a un jugador en concepto de indemnización cuando su contrato está todavía en vigor. Una cantidad que se puede convertir en un auténtico quebradero de cabeza para las partes implicadas y que puede acabar resultando similar, salvando las distancias, al que puede tener un alto directivo de una compañía.

Según explica Jorge Sarazá, socio del Área Laboral de Ceca Magán, "las relaciones laborales de los futbolistas se remiten a un contrato que contiene una serie de cláusulas que delimitan ciertos aspectos del acuerdo, como la salida. Frente a esto, un contrato laboral de un empleado normal se rige por el Estatuto de Trabajadores, que le permite salir de la empresa en cuestión solicitando la baja voluntaria siempre que haya un preaviso, un periodo que puede variar según la empresa. Si el periodo del preaviso se incumple, se quita la cantidad del finiquito y asunto concluido, lo que hace que este tipo de penalización sea asequible para todos los trabajadores. Un caso excepcional sería el de los altos cargos o consejeros delegados, que suelen tener un blindaje especial a favor de la empresa y exigen un tiempo mayor para los preavisos. Por ejemplo, que su contrato esté condicionado a un proyecto concreto o al cumplimiento de un plan estratégico o bien porque no quieren que permanezca poco tiempo en la compañía por temas relacionados con el secreto provisional. En ese caso, la baja no la pueden penalizar, pero sí pueden demandar por daños y perjuicios y el directivo en cuestión (que suele estar a muy alto nivel) tendría que pagar una indemnización a la empresa".
En el caso de Messi, su defensa –en manos de Cuatrecasas– consideraba que el delantero podía salir sin tener que pagar la cláusula; pero, ante las reticencias del club, han decidido cambiar su estrategia. Según El Periódico, Messi ahora estaría dispuesto a negociar con el Barça para llegar a un acuerdo sobre esta cantidad, algo que el club ha rechazado. "O es para renovar o no hay nada que negociar", señalan.
Acuerdo o litigio
Según las informaciones que han salido a la luz en los últimos días, la directiva del FC Barcelona llegó a un acuerdo con el argentino para que, una vez cumplidos los 32 años (ahora tiene 33), pudiera decidir si continuar o no al final de cada temporada. Esta fecha estaría fijada, según dichas informaciones, en el pasado 10 de junio. Sin embargo, Messi considera que, con el retraso de LaLiga por la pandemia, todavía estaría dentro del plazo legal para abandonar el club sin abonar la indemnización. Algo que no comparten los expertos en Derecho consultados.
Para Mario Resino, fundador y socio director de Esquad Abogados, experto en Derecho Laboral y Deportivo, "si la fecha era el 10 de junio, la opción no se puede ejercitar fuera de ese periodo a menos que se pague una indemnización. La facultad de dejar el club sin pagar la cláusula de salida se aplica en un periodo concreto, por lo que si lo ha comunicado el 24 de agosto, no podrá hacerlo fuera de este plazo. Además, ante la situación excepcional del coronavirus, la FIFA recomendó cambiar las fechas de los contratos para evitar estos conflictos. Ahora lo que puede pasar es que, si las dos partes no llegan a un acuerdo, la FIFA le conceda un transfer provisional para que pueda jugar en otro club y que sea este el que acabe pagando una cifra acordada al Barcelona en concepto de indemnización".
El letrado Juan de Santos coincide en que lo más probable es que lleguen a un acuerdo y afirma que "las relaciones contractuales de los futbolistas son muy especiales, pero siguen estando sometidas a los tribunales españoles". No obstante, todo hace pensar que "van a llegar a un acuerdo porque hay mil maniobras para retrasar el proceso y pasaría muchísimo tiempo hasta que hubiera una resolución en firme", añade.