El grado de dotación de las infraestructuras responde al fin de satisfacer los requisitos de avance de la sociedad. Ya sean sanitarias, educativas, sociales, medioambientales, de comunicación o de transporte, influyen en el bienestar colectivo como servicios esenciales. Una sostenida inversión, tanto en nuevas obras como en mantenimiento de aquellas que están en funcionamiento, es fundamental para lograr un desarrollo económico y social del país.
Mientras economías como la alemana o la francesa han mantenido en este sentido un impulso constante a lo largo de los años, nuestra propia experiencia se caracteriza por realizarse a través de inversiones cíclicas en el sentir del contexto económico vigente en cada momento. De hecho, la inversión pública en la última década ha permanecido en cifras por debajo del 2% del PIB.
"El menor gasto se ha traducido en una importante merma en infraestructuras estratégicas que nos sitúan lejos de ser referente"
Este aporte se ha mostrado totalmente insuficiente para afrontar todos los retos marcados en los compromisos de sostenibilidad suscritos con Europa. Este menor gasto, amparado en la consolidación fiscal impuesta en 2010 a través de la reducción del déficit, se ha traducido en una importante merma en infraestructuras estratégicas que nos sitúan lejos de ser referente frente a países de nuestro entorno.
Queda mucho por hacer para equilibrar el déficit inversor acumulado y alcanzar un nuevo modelo que favorezca una reactivación económica. Aún con todo, poseemos importantes fortalezas que debemos potenciar. Sirva como ejemplo el despliegue de fibra óptica, que alcanza al 80 % de la población, o las tecnologías que permiten el acceso a redes 4G/5G facilitando el teletrabajo, cuestión que en estos días se está comprobando fundamental para que la economía no se pare y el empleo se mantenga. Pese a ello, hasta la actual situación de confinamiento, según datos de Eurostat de 2019, en España solo teletrabajaban el 4,8% de los trabajadores.
El análisis de las fortalezas y debilidades debe ser el punto de partida para el desarrollo de unas políticas económicas y de inversión del conjunto de la economía como base del nuevo pacto socioeconómico. Estas políticas han de permitir construir una nueva realidad aprendiendo de las consecuencias derivadas de las medidas aplicadas tras la crisis de 2008, que han supuesto mayor desigualdad económica y social. Una de estas lecciones es la importancia de reaccionar con rapidez en la detección de aquellos elementos que sí faciliten una recuperación global del empleo y la economía.
"Se hace imprescindible poner el acento en la adaptación de las infraestructuras presentes y futuras al cambio climático"
En el camino que se debe emprender para lograr una verdadera economía circular, que aproveche por completo las utilidades de los fondos que se pongan a disposición, se hace imprescindible poner el acento en la adaptación de las infraestructuras presentes y futuras al cambio climático, como ya ha anunciado la Comisión Europea con un impulso de 20.000 millones de euros anuales.
En este sentido, se hace más patente si cabe la importancia de consolidar la interrelación de los modos de transportes, las infraestructuras hidraúlicas o de equipamiento de los servicios sociales; como también, siendo conscientes de las nuevas oportunidades para acortar las cadenas de suministro y mejorar su eficiencia, aquellas dirigidas a una nueva reindustrialización del país. Ello además permitirá disponer de mejores soluciones para enfrentarse a los desequilibrios territoriales y de despoblación que se agravarán en la próxima década.
Resiliencia y sostenibilidad
El nuevo modelo económico y social debe facilitar un desarrollo más resiliente y sostenible frente a la irrupción de amenazas globales como la actual pandemia, sin olvidar la escalada de tensión en las relaciones políticas y comerciales entre EEUU y China o el ya parece que olvidado BREXIT. Por ello, se hace necesario que la salida a la COVID19 se haga con un reforzamiento de aquellas infraestructuras que sirvan de motor socioeconómico, así como no perder de vista el objetivo estratégico de cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Agenda 2030.
*Vicente Sánchez Jiménez es Secretario General de CCOO de Construcción y Servicios