Empresas y finanzas

Eliminar el Euskopeaje eléctrico cuesta 45 millones a los consumidores

  • El Gobierno aplicará medidas compensatorias para mantener los ingresos
Torres de transmisión de electricidad. Foto: Archivo.

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) calcula que la desaparición del peaje 6.1B de alta tensión, que beneficia a casi 1.900 empresas -unas 800 son vascas-, provocará un incremento del coste de los 44,7 millones para el conjunto de los consumidores durante el presente 2020.

La CNMC ha publicado un informe, a petición del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), para calcular el impacto sobre el sistema eléctrico de dicho peaje, incluido en el Real Decreto-ley 15/2018, al objeto de compensar la merma de ingresos con otras medidas.

Los peajes los pagan los consumidores en la parte fija del recibo de la luz y la legislación exige que las reducciones que se produzcan se compensen con nuevos ingresos.

El peaje 6.1B se creó en 2014, tras un acuerdo entre el PP y el PNV para proporcionar una rebaja del 20% en los costes eléctricos fijos a las empresas enganchadas a las redes con un nivel de tensión de 30 a 36 kV, la mayoría en el País Vasco, razón por la que fue bautizado como euskopeaje. Posteriormente, ambos partidos pactaron la desaparición del peaje 6.1B, pero la medida la terminó concretando el anterior Gobierno del PSOE con el citado RDL.

De acuerdo con los cálculos del Regulador, la desaparición del euskopeaje puede proporcionar un ahorro de hasta el 70% para algunas empresas.

Origen en la seguridad industrial

El origen del embrollo está en viejos reglamentos de seguridad industrial, que dividían las redes en tres clases según su tensión y su aislamiento. En el año 2001 el Gobierno segregó sin demasiado rigor esas tres clases en seis tarifas de acceso (que de menor a mayor tensión son 3.0, 3.1, 6.1, 6.2, 6.3 y 6.4) y distribuyó los costes en cascada: cuanto más alta es la tensión, menos se paga.

De repente, las empresas industriales vieron que tenían que pagar en función de la tensión a la que estaban enganchadas, con notable confusión en la media tensión, ligada al despliegue acometido en su día por las eléctricas: en el País Vasco abunda la tensión de 30 a 36 kV -de la tarifa 6.1 B-, mientras que en Cataluña lo hace la tensión de 25 a 30 kV, repartidas entre las tarifas 3.1 y 6.1 A.

Al principio no fue demasiado grave, pero con el incremento de los pagos a las renovables, los intereses del déficit y otras partidas, las tarifas de tensiones bajas se han ido encareciendo más que las altas, y todas las empresas quieren huir de ellas y subir en la escala.

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