
Una vez superada la fase más crítica de la pandemia y ante una disminución notable de la presión asistencial por COVID-19, la sanidad privada, que atiende a 12 millones de pacientes en España, ha iniciado la reprogramación médico-asistencial de carácter presencial para atender consultas ambulatorias, urgencias y cirugías.
Para ello, la mayoría de los centros se encuentran libres de casos de COVID-19 y han acondicionando desde hace semanas sus espacios y dispuesto protocolos de dirección médica para evitar riesgos de contagio tanto a pacientes como a personal sanitario. Aunque en los meses de confinamiento se han visto reforzados procesos de atención asistencial vía telemática o mediante consultas telefónicas, en las últimas semanas, al hilo del proceso de desescalada, se ha incorporado la atención presencial mediante nuevos protocolos en la forma de trabajar que con probabilidad permanecerán de forma definitiva.
Los nuevos procesos integran de forma generalizada medidas que se aplican tanto en consulta como en urgencias y quirófanos: se ha producido una separación en circuitos limpios y seguros de Covid-19. También se incrementan las medidas de higiene y desinfección, con el uso de forma frecuente de desinfectante tanto de manos como de superficies, y la obligación de uso de mascarillas y guantes para los facultativos y se realizan test diagnósticos de forma generalizada a todos los pacientes que van a ser operados o en los paritorios.
Las citaciones a los pacientes se producen con mayor distanciamiento entre consultas para evitar aglomeraciones en espera. Asimismo, se han creado nuevos espacios para favorecer un mayor distanciamiento social y se limitan las visitas a los pacientes ingresados. Además, siempre que la exploración física lo permita, se mantendrá una distancia de seguridad.
La recomendación general a los pacientes, salvo casos de total necesidad, es acudir a consultas sin acompañantes y con una puntualidad mayor para limitar el contacto con otros usuarios. E incluso se valoran cuarentenas preventivas en casos necesarios.
Por lo general, el temor al contagio del coronavirus ha disminuido la visita a los médicos y especialistas pero ha aumentado la complejidad de los cuadros clínicos debido al aplazamiento de la visita médica para el seguimiento, diagnosis y tratamiento de una diversidad de patologías comunes.
Para Carlos Rus, presidente de la patronal ASPE, "en los últimos meses hemos vivido una situación sin precedentes debido a la pandemia. Las medidas de confinamiento han ayudado a controlarlas pero estamos en un momento en el que el resto de enfermedades deben ser atendidas ante el riesgo de complicaciones del cuadro clínico".
Por su parte, desde la Fundación IDIS también inciden en la importancia de recuperar la actividad. "Vivimos tiempos en los que la necesidad ha hecho que todos pongamos una especial atención en controlar y tratar de solventar esta compleja pandemia producida por el SARS-CoV-2 (COVID-19) y en este momento también en ser conscientes y poner en práctica lo que podemos hacer y no hacer en las distintas fases de desescalada y reconstrucción, pero si importante es este aspecto, tan relevante o más es recuperar la normalidad asistencial en su más amplio sentido ya que de lo contrario podemos ahondar en los graves problemas y retos que afronta nuestro Sistema Nacional de Salud", afirma Marta Villanueva, directora general de IDIS.