
Las centrales nucleares españolas afrontan un año complicado que las llevará previsiblemente a pérdidas. Los precios del mercado mayorista y el incremento de los impuestos han puesto en jaque las cuentas de estas estratégicas plantas para el sector eléctrico.
Los bajos niveles que está registrando el mercado mayorista de la electricidad por la fuerte caída del petróleo y del gas, así como por la mayor producción de las energías renovables suponen un problema para este tipo de plantas cuyos costes son superiores a los del resto de tecnologías.
A esta situación se suma la fuerte carga impositiva que soportan estas centrales. A lo largo de este año, la docena de impuestos que gravan la actividad nuclear superarán los 1.200 millones. Esta cantidad indica que las plantas deben ingresar 21,5 €/MWh para cumplir únicamente con sus obligaciones tributarias. Si tenemos en cuenta que durante el primer trimestre el precio del mercado mayorista se ha situado en los 28 €/MWh, la carga impositiva supone ya un 75% de los ingresos.
Esta situación además se prolongará durante el segundo semestre del año, tal y como indica el mercado de futuros, aunque podría aligerarse levemente a finales de año.
En este contexto, el margen que obtienen las nucleares no es capaz de cubrir sus costes fijos, los variables de producción ni las inversiones pese a ser un activo clave para el funcionamiento del sistema eléctrico.
Inversiones
Las nucleares además requerirán de una inversión de cerca de 3.000 millones en los próximos años para poder seguir operando en las condiciones de seguridad necesarias antes de llegar a la fecha de cierre pactada por las empresas y el Gobierno en el protocolo que firmaron hace justo un año, un extremo que complica todavía más la continuidad de las mismas.
Desde 2013, las centrales nucleares en España están en pérdidas, por la aplicación de tasas e impuestos, a los que han destinado más de 1.000 millones anuales, un 40% de sus ingresos. Esta circunstancia, indican fuentes del sector, imposibilita la recuperación de las inversiones necesarias para seguir operando las centrales hasta su fecha de cierre, un extremo que se ha agravado en 2020, con el incremento de impuestos.
La nucleares financian la gestión de residuos, el combustible gastado y desmantelamiento, a través de una tasa que se trasfiere a Enresa y que, desde primeros de enero, se ha incrementado un 20%, pasando la tasa de 6,67 €/MWh a 7,98 €/MWh (+1,3 €/MWh).
Las centrales siguen asumiendo el impuesto del 7% del valor de su producción, que se destina a reducir los cargos no relacionados con la generación y distribución, que se financian a través de los clientes eléctricos, y que se calcula sobre la totalidad de ingresos obtenidos por las centrales y que con los precios actuales de mercado, representa algo menos de 3 €/MWh.
Las centrales cargan además con los impuestos sobre la producción de combustible nuclear gastado y residuos radiactivos, así como sobre el almacenamiento de combustible nuclear gastado. La aplicación de estos impuestos supone algo más de 5 €/MWh a cada central. Este impuesto es adicional a la Tasa de Enresa, que cubre todos los costes para la gestión del combustible gastado.
Impuestos autonómicos
Algunas comunidades autónomas han establecido otras tasas, argumentando una finalidad medioambiental, que representan una media de más de 3 €/MWh. En Extremadura, esta se eleva a 5 €/MWh, mientras que en la Comunidad Valenciana es de 1,8 €/MWh. Castilla León grava con 15 millones al año el almacenamiento del combustible gastado en Garoña y Cataluña está tramitando un tributo específico para las centrales nucleares ubicadas en su territorio de 5 €/MWh.
Las centrales nucleares asumen los tributos locales de IBI, IAE, las Tasa del Consejo de Seguridad Nuclear, la Tasa por la prestación del servicio de la Guardia Civil etc., que representa otro impacto en sus costes del entorno de los 2 €/MWh.
Fuentes del sector indica que la entrada masiva de fuentes de generación renovables a la red, en los próximos años, llevará aparejada una bajada de los precios de mercado de la electricidad, impactando en la rentabilidad de las nucleares. La producción nuclear en el primer trimestre se ha mantenido en sus niveles habituales, pese ver reducidos sus ingresos de mercado. Adicionalmente, sus costes fijos son muy superiores a los variables, y estos últimos no han variado ya que las centrales no se ven afectadas por las reducciones de coste de los combustibles.