
El Tribunal de Cuentas Europeo ha puesto sobre la mesa la existencia de casos similares al dieselgate pero a menor escala: en los electrodomésticos. El organismo de auditores europeos considera demostrado que los fabricantes de electrodomésticos aprovecharon las lagunas de las normas o emplearon técnicas de elusión (como son los dispositivos de manipulación que sirven para detectar la realización de una prueba) para obtener una calificación mejor o declarar falsamente su conformidad con los requisitos del diseño ecológico.
En un informe independiente, realizado en 2017, se exploraron las deficiencias de las normas armonizadas europeas aplicadas para realizar pruebas en tres grupos de productos: lavadoras, televisores y frigoríficos. En dicho análisis se concluyó que las condiciones de las pruebas prescritas por las normas diferían del uso en la vida real, por lo que se infravaloró el consumo real. Por ejemplo: o los lavavajillas se prueban con el programa ecológico más eficiente, pero este programa se usa con poca frecuencia (18% del tiempo); o los televisores se prueban con un vídeo de 2007 que no refleja el visionado típico en el hogar; o los frigoríficos y congeladores se prueban sin abrir las puertas y sin alimentos en su interior.
Basándose en una muestra reducida de productos, el estudio estimó que los lavavajillas podían consumir entre un 6% y un 73% más de energía cuando se programaban de forma distinta, las pruebas en televisores con una secuencia de vídeo diferente consumían entre un 6% y un 47% más de energía y los frigoríficos consumían hasta un 47% más de energía si se abría la puerta cada doce horas.
Los autores del estudio, además, remitieron los casos detectados a las autoridades locales, para que pudieran analizar los casos sospechosos detectados en frigoríficos y televisores para un análisis más profundo del que, al menos, los auditores europeos no han dado cuenta en su informe especial dos años después, ni han evaluado el alcance que pueda tener en los casos detectados.
La Comisión Europea calcula, como ya indicó elEconomista, que entre un 10% y un 25% del etiquetado energético de los electrodomésticos incumple la normativa, lo que ha evitado un ahorro de energía equivalente a los consumos de Suecia y Hungría.
Hasta ocho de cada diez consumidores reconocen que no les importa si sus aparatos son eficientes
En las tiendas se está empezando a poner el etiquetado de los televisores en las pantallas con dificultades de lectura en muchos de los casos. Este diario se puso en contacto con la Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Electrodomésticos (Anfel), pero esta organización no ha dado respuestas.
Hasta ocho de cada diez consumidores reconocen que no les importa en absoluto si los productos que compran son respetuosos con el medio ambiente o eficientes energéticamente hablando. El precio sigue siendo el atributo más valorado. Los datos de Acierto.com desvelan que casi el 35% de los participantes del estudio no recicla. ¿Su justificación? La falta de espacio para separar los residuos. No obstante, el papel y el vidrio son los que más tiempo almacenamos en casa. El papel es el que más reciclamos (85%).