
La pena que pesa sobre el banquero Jaime Botín no es firme pero, sobre todo desde la crisis financiera, la honorabilidad es uno de los pilares fundamentales que se tienen en cuenta en el sector. La honorabilidad de los banqueros es fundamental para los organismos supervisores, no solo para los gestores de las entidades sino también para aquellos que cuentan con participaciones mayoritarias en el capital.
Esta cuestión, que siempre se ha tenido muy en cuenta, ha escalado posiciones entre las prioridades de las autoridades en los últimos años, como consecuencia de la crisis financiera más importante de la historia.
Jaime Botín fue condenado el jueves a 18 meses de prisión y una sanción de 54,2 millones de euros por un delito de contrabando de un cuadro de Picasso, algo que cuestiona los principios y requisitos de honorabilidad de los socios y accionistas de los bancos. Hay que tener en cuenta que es el máximo inversor de Bankinter, al controlar más del 23% del capital a través de su sociedad patrimonial Cartival.
La normativa valora si la condena es firme o no lo es, el carácter de la misma o si se trata "especialmente" de delitos contra el patrimonio
El BCE es consciente de la situación, aunque todavía es pronto para conocer el desenlace final de los acontecimientos, ya que la pena es recurrible y, por tanto, no es firme. Pero, de confirmarse, no se descarta que Jaime Botín vaya a tener que vender las acciones de la entidad. Y hay precedentes, a pesar de que las irregularidades han afectado principalmente a gestores. Y él no lo es, ya que ejerce su influencia en la sombra a través de su hijo Alfonso, que es el máximo ejecutivo de Bankinter desde la vicepresidencia.
En 2003, 'los Albertos' -Alberto Alcocer y Alberto Cortina- se vieron obligados a desprenderse del 40% que ostentaban en el Zaragozano, tras la sentencia del Tribunal Supremo por el caso de las Torres Kio.
En el estudio de lo que pueda suceder también hay que resaltar que Cartival no es 100% de su propiedad, sino que en ella participan de manera mayoritaria sus cinco descendientes y su mujer, un hecho que difiere con el ejemplo del Zaragozano, entidad que fue adquirida por el británico Barclays.
Botín, contra las cuerdas
En los principios de honorabilidad, la normativa valora si la condena es firme o no lo es, el carácter de la misma, si se trata "especialmente" de delitos contra el patrimonio, el blanqueo de capitales, el orden público, y la Hacienda Pública, además de la reincidencia en penas, sanciones, faltas o infracciones.
Todos estos criterios pondrían contra las cuerdas la posición de Botín (tío de la presidenta del Santander). El año pasado, las autoridades españolas confirmaron la multa de 300.000 euros que le impuso el Ministerio de Economía por ocultar la compra de un 8% del capital de Bankinter, siguiendo las directrices del Supremo y la Audiencia Nacional. Además, en la actualidad está siendo investigado por un presunto fraude de un millón de euros contra la Hacienda Pública, al matricular un avión en Portugal, pese a que su centro de operaciones estaba en España. La Fiscalía reclama por este caso dos años y tres meses de prisión para el banquero.
La participación que ostenta Jaime Botín en Bankinter tiene en la actualidad un valor de 1.300 millones, según los precios de la cotización de la entidad en la bolsa. En las últimas semanas se ha depreciado, como consecuencia de las dudas que ha suscitado entre los inversores las consecuencias de otorgar su filial Línea Directa a sus socios mediante un dividendo extraordinario y sacarla al mercado de valores a mediados de 2020. Algunos analistas consideran que la rentabilidad, la más elevada del sistema español, se resentirá, ya que la aseguradora aporta casi el 20% de los beneficios totales. Pero, otros, esperan que pueda compensar con otras palancas esta pérdida, al contar con la mejor gestión del sector.