Empresas y finanzas

Los fondos alargan su inversión al lanzar nuevas estrategias

Foto: Archivo

En los últimos años, el mercado español se ha consolidado como uno de los focos de inversión principales de numerosos fondos de capital privado, tanto nacionales como internacionales. La solidez de las compañías domésticas tras la crisis económica y la situación macroeconómica del resto de países del Viejo Continente ha jugado a favor de España, donde el número de gestoras internacionales interesadas en invertir se ha incrementado exponencialmente. Esto choca, no obstante, con el panorama del país, donde las grandes empresas a las que destinar recursos no abundan. Este contexto de muchos fondos y pocas compañías está obligando a las gestoras a ser innovadoras y lanzar nuevas estrategias, pero también a alargar sus periodos de inversión.

Esta tendencia se refleja en la aparición de los fondos largoplacistas (long hold funds) o de los traspasos entre diferentes vehículos de una misma gestora (roll-over) o, incluso, en un aumento de los secundarios -donde se traspasa la propiedad a una segunda gestora o grupo de inversores, pese a que la gestión sigue en manos de la primera-.

En palabras de Miguel Zurita, presidente de la patronal del sector (Ascri), co-chief investment officer y managing partner de Altamar, "conforme el sector crece, madura y surgen nuevas estrategias de inversión que dan satisfacción a necesidades de las compañías y de los inversores que no estaban cubiertas. Por un lado, a las compañías se les ofrece capital de valor añadido, más paciente y a más largo plazo y por otro lado a los inversores particularmente a aquellos para los que dado su tamaño es complicado poner sus recursos a trabajar, tienen la oportunidad de invertir sin la necesidad de buscar oportunidades de reinversión con cierta frecuencia".

En los últimos tiempos hemos visto ejemplos muy llamativos en este sentido, como la adquisición de Vista Capital de Accelya -el software catalán para aerolíneas- que ha realizado con su fondo de inversión a largo plazo; el traspaso de Dorna -la dueña de los derechos de Moto GP- a Bridgepoint otra vez o el de PortAventura a otro vehículo de Investidustrial y al balance de KKR. A esto hay que añadir el re-ciente traspaso de ProA de dos de sus participadas a un secundario o a los anteriormente protagonizados por Portobello y Alantra.

Nuevos fondos

Excluyendo estos roll-over o secundarios, la realidad es que cada vez más gestoras tradicionales de capital privado están ampliando sus periodos de inversión actuando casi como los fondos de infraestructuras. Por el momento, las grandes firmas como Blackstone, KKR o CVC ya cuentan con estrategias de este tipo, pero la tendencia va en aumento. Según los datos de Dechert, siete de cada diez firmas de capital privado en el mundo tiene o está considerando lanzar en los próximos doce meses una estrategia de inversión a largo plazo.

Los motivos que señalan estos directivos para tener estrategias de long hold funds se resumen en ampliar los objetivos de inversión, alinearse con los intereses de los inversores (LP, por sus siglas en inglés), aumentar los retornos obtenidos por la compañía, ser socios más atractivos o incrementar los activos bajo gestión. Para Íñigo del Val, socio de M&A de Allen & Overy, "en este momento hay tal liquidez que hay inversores suficientes para cualquier tipo de estrategia; las gestoras están en buen momento para crear cosas nuevas o más sofisticadas porque lo normal es que cubra la inversión".

Respecto a por qué resultan interesantes este tipo de estrategias, Del Val explica a elEconomista Capital Privado que "cuando hay mucha competencia por activos buenos y no hay tantos, a veces se puede seguir generando valor en el existente dando mayor plazo a la inversión".

En un mundo tan cambiante como el actual, cada vez es más frecuente que los fondos necesiten un horizonte temporal superior a tres o a cinco años para desarrollar un plan estratégico que permita a la compañía crecer y que ir renovando de forma flexible en función de sus necesidades. De esta forma, según señalan los expertos, se consigue ver a los fondos como un socio que ayuda a la profesionalización y no solo como un mero financiador puntual. "Un fondo tradicional de capital privado implementa cambios en las compañías en el menor tiempo posible, mientras que un fondo de largo plazo aspira a transformar las compañías mediante un cambio continuado y sostenido en el tiempo", añade Zurita.

Otra de las ventajas a las que apunta el presidente de la patronal es que "los long hold funds minimizan o diluyen los costes de la transacción". "Comprar o vender una compañía es un proceso largo, complejo y caro. Al mantener las participadas durante un periodo equivalente a varios ciclos de un fondo tradicional de capital privado se eliminan muchos de estos costes", añade.

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