
Intel ha presentado este jueves sus resultados del tercer trimestre del año, en los que recoge unos beneficios ajustados de 1,42 dólares por acción frente a los 1,24 dólares previstos por los analistas. Además, ha mejorado sus previsiones para el conjunto del año fiscal, lo que ha agradado a los inversores, que disparan a la compañía más de un 7% en el after-hours.
El fabricante de chips presentó un beneficio neto de 5.990 millones, ligeramente por debajo de los 6.400 millones del año previo. Las ventas se han mantenido en el mismo nivel que en el mismo periodo de 2018, al ingresar 19.190 millones en el trimestre. Los analistas habían previsto unos ingresos de 18.000 millones. De hecho, Intel ha batido las previsiones de los expertos en cada rama importante de su negocio.
Por otra parte, ha mejorado sus previsiones al esperar unos ingresos para el conjunto del año fiscal de 71.000 millones, por encima de los 69.500 millones estimados anteriormente. Para el próximo trimestre vaticinan unas ventas de 19.200 millones.