La banca privada en España está de capa caída en los últimos meses. La regulación MIfid II, que entró en vigor el año pasado está provocando consecuencias que, en algunos casos, están siendo desvastadoras para las entidades especializadas en este segmento de actividad, al igual que para las gestoras independientes que se han ido creando en los últimos ejercicios. Este sector, enfocado a la administración del dinero de las fortunas y altos patrimonios, también se está viendo perjudicada por la alta volatilidad de los mercados, que ahuyenta la contratación de productos de inversión.
Según los datos de la patronal AEB, tan solo Andbank y BNP Paribas han logrado escapar de la tendencia bajista del sector y han mejorado sus números, gracias en parte a una mayor diversificación del negocio y determinadas medidas adoptadas para paliar estos impactos.
De media, el conjunto de las entidades con ficha bancaria para operar en nuestro país (es decir, que no lo hacen a través de una sucursal dependiente de la matriz u otras divisiones extranjeras) han recortado sus ganancias más de un 20% y, algunas de ellas han presentado pérdidas superiores a las mismo periodo del año anterior.
En concreto, Andbank consiguió elevar un 57% las ganancias, hasta los 6,3 millones de euros. Por su parte, BNP Paribas logró salir de pérdidas al colocar sus beneficios en 4,2 millones.
El primero está desplegando una diversificación de su negocio para impulsar la venta de fondos a clientes de banca personal, cuyo patrimonio es menor a los de banca privada, a través de la plataforma online Myinvestor, enfocado en productos alternativos, como la hipoteca, para atraer nuevos clientes.
Por su parte, BNP ha dejado precisamente este mercado, conocido como afluent por los costes de producción que supone la regulación Mifid II, con la venta de activos a Banca March.
Elevar los volúmenes de inversión
Precisamente, fuentes de sector sostienen que la normativa está provocando que determinadas entidades estén elevando los volúmenes de inversión exigida a las fortunas para poder gestionar su dinero. Así, algunas firmas han incrementando de 200.000 a 300.000 euros el mínimo requerido, mientras que los que tenían un umbral de 300.000 euros lo han subido al medio millón.
Este fenómeno ha provocado salidas de dinero administrado, que unido a la volatilidad y caídas del mercado por las incertidumbres geopolíticas, ha mermado el importe de las comisiones que perciben, lo que impacta de lleno en la cuenta de resultados.
Las mismas fuentes sostienen que, de mantenerse esta tendencia, la situación para este sector se complicará, lo que provocará una oleada de fusiones o abandonos de actividad en nuestro país por parte de grupos internacionales.
La entidad que más ha incrementado las pérdidas ha sido Selfbank, aunque en su caso se debe a los cambios que está acometiendo con la entrada de los nuevos accionistas. Sus números rojos han aumentado un 342%, hasta 5,7 millones. Credit Suisse empeora sus ganancias un 89,5%, hasta apenas 0,37 millones, mientras que Banca March ha mermado sus beneficios en un 51%, a 61 millones. Es destacable también que Degroof ha registrado pérdidas, que suben un 42%.
