Empresas y finanzas

La banca española, a la cabeza en el cobro por los depósitos en Europa

  • Es la segunda que aplica el tipo de interés más elevado a las empresas
  • Solo las entidades de Luxemburgo reclaman más dinero a las compañías
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La banca española no solo es la que más caros vende los préstamos hipotecarios de toda la eurozona y la que menos paga por el dinero de los particulares, también es la segunda que más cobra a las empresas por sus depósitos. La actualización de los datos del BCE sobre los tipos de interés que aplica el sector, a finales de agosto, ponen de relieve que en julio las entidades de nuestro país encabezan el ranking de mayores tarifas por las nuevas imposiciones de las sociedades no financieras, con un 0,09% de media, en julio.

Según las cifras, solo los bancos de Luxemburgo aplican unos tipos negativos a las compañías por colocar su liquidez en una cuenta con vencimiento. En su caso, el interés asciende al 0,23%.

Las entidades españolas llevan varios meses advirtiendo de que un colectivo cada más numerosos de empresas tendría que pagar por los depósitos como consecuencia de la política monetaria del BCE, que ha llevado el euribor a mínimos del -0,356%. Las nuevas medidas anunciadas el pasado jueves por el organismo comunitario incluyen una subida del coste para los bancos por acudir a su ventanilla con el sobrante de liquidez, del 0,4 al 0,5%, aunque a partir de ahora esta factura se podrá rebajar en función de un sistema escalonado que permitirá, incluso, su ahorro total en función de distintas variables.

Traslado de costes

El sector en nuestro país viene trasladando a una serie de grandes clientes institucionales estas tasas desde 2016, cuando el euribor se situó por primera vez en terreno negativo, pero con el paso del tiempo el colectivo ha ido incrementándose, hasta el punto de que a partir de enero de 2019 las estadísticas reflejan por primera vez una aplicación media de tipos por debajo de cero. Desde entonces, éstos han variado, pero siempre bajo este umbral, con lo que las empresas llevan siete meses abonando dinero por sus imposiciones.

Por ahora, las entidades descartan que los particulares tengan que afrontar un coste por operaciones similares, pero abren la puerta a que esto suceda en algún momento, a pesar de ser una medida impopular. El consejero delegado del Sabadell, Jaime Guardiola, ha sido el banquero que más claro ha hablado sobre dicha posibilidad, al asegurar en julio que "puede contemplarse en un cambio de paradigma como el que estamos viviendo".

En julio, el sector retribuía a los hogares por los depósitos a plazo un 0,05%, una cuantía inferior al 0,31% de media de la eurozona y muy inferior al más del 1% que remuneran los sistemas de Francia, Países Bajos y Eslovaquia.

Las entidades compensan la caída de los márgenes en plena ralentización de la actividad

En el caso de las empresas, las diferencias son menores. La media europea se sitúa en un abono de solo el 0,04 y la banca que más tipo de interés aplica es la griega, del 0,73%. Además de la luxemburguesa y la española, la alemana, la belga, la irlandesa y la holandesa cobran a las sociedades no financieras por las imposiciones.

En los siete meses en los que las entidades de nuestro país han establecido tasas negativas a los clientes institucionales, éstas se han situado en un promedio del 0,15%, según los datos del supervisor.

La industria bancaria intenta aplacar con este traslado de costes el lastre que está suponiendo en sus cuentas la política expansionista del BCE. Las entidades necesitan elevar sus márgenes operativos para incrementar la rentabilidad, que está casi a la mitad de lo que exigen tanto los reguladores como el mercado.

El cobro masivo a las empresas, focalizado en los depósitos con me-nor tiempo de vencimiento (inferior a un año), pero el más relevante, comenzó además en un momento en que la demanda de crédito -vital para el aumento de los ingresos- inició su descenso debido a las dudas sobre la evolución de la economía y a la incertidumbre política. En algunos meses de este ejercicio la concesión de préstamos al consumo ha caído, frente a las subidas de más de doble dígito desde el inicio de la recuperación, y las hipotecas se han desplomado hasta un 22%. En el caso de la financiación para la compra de viviendas, el hundimiento se ha visto impulsado por la nueva regulación.

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