Consumo

Tarjetas Revolving

Tan minúsculas como sus hermanas de crédito y débito, son mayúsculas en solventar problemas de liquidez, coaligando la devolución del dinero con la flexibilidad de las cuotas. Son las tarjetas revolving, un plástico que su mal uso, que no su utilidad, arruga el entrecejo de muchos.

Las tarjetas revolving son un instrumento de financiación. Definidas como una línea de crédito que permite disponer de dinero anticipado para obtener aquello que el usuario necesita, "devolviéndolo en cómodas cuotas que fija él mismo, amoldándolas a sus necesidades de tiempo", explica María Ruiz, directora de tarjetas de Cetelem, las tarjetas denominadas revolving revalidan que España es diferente.

Ahora bien, ¿el consumidor español es consciente de que una cosa es querer y otra, bien distinta, poder? En otras palabras, ¿los españoles utilizan de forma correcta las tarjetas revolving? "La clave es encontrar el correcto equilibrio entre lo que el cliente puede hacer frente y lo que se gasta", sustenta Ruiz.

Tal y como se explica en el reportaje de elEconomista Consumo, en el caso del revolving, dicho crédito está emparejado con la vitola de permanente y se articula normalmente a través de una tarjeta de crédito como una forma específica más de pago de la misma. Se trata, de una línea de crédito mediante la cual se pueden efectuar disposiciones de dinero hasta el límite autorizado, límite que se va reconstituyendo con cada mensualidad pagada.

Las tarjetas revolving, además del aplazamiento de los pagos, "permiten realizar adquisiciones de mayor cuantía que, con otras tarjetas, sería imposible para el consumidor", manifiesta José Guerrero, secretario de la Confederación Española de Comercio, entidad que representa a unos 450.000 pequeños y medianos comerciantes.

Sector comercial

En este sector se advierte que las tarjetas que más proliferan en el presente son las de las grandes superficies (Carrefour, Alcampo, El Corte Inglés, Eroski, FNAC, Ikea...). "Y todas ellas, a excepción de la de El Corte Inglés, son de uso universal y están emitidas por los bancos", reseña María Ruiz.

Ruiz cifra en 69 millones el número de plásticos (crédito y débito) que circulaban en España al concluir 2012, elevando a 300 millones el número de tarjetas que circulan en Europa, con un volumen de transacciones superior a los 18.000 millones de euros.

Descárguese de forma gratuita el reportaje completo en la revista elEconomista Consumo

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