
La industria española de sanidad y nutrición animal va viento en popa. El pasado año cerró con una facturación de 1.350.08 millones de euros, un 3,88% más que en el ejercicio anterior, con un crecimiento en el mercado nacional del 4,76% (hasta 908,03 millones) y del 2,1% en el exterior (442,05 millones). Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro
Para el director general de Veterindustria, Santiago de Andrés, estos resultados confirman la "solidez" y las "buenas perspectivas de futuro" de un sector que, pese a sufrir una desaceleración durante la crisis, ha mantenido un crecimiento "sostenible" estos últimos años.
"Es una de las industrias que ha resistido mejor. No se ha destruido empleo y ha seguido incorporando talento a las empresas gracias a su alta capacidad de poner productos innovadores en el mercado", sentencia De Andrés. Con 29 plantas de fabricación y ventas en más de 90 países, la industria española de productos zoosanitarios ha intensificado durante la crisis su ya tradicional capacidad exportadora y no solamente ha crecido en mercados de Iberoamérica, Sudeste Asiático o el Magreb, sino que ha incrementado su presencia en la UE, toda una "referencia" de su competitividad.
"A nivel internacional, estamos reconocidos como una de las principales industrias de Europa y a nivel mundial estamos en el top ten", afirma Santiago de Andrés, quien destaca la alta participación y el fuerte "peso" de nuestro país en los principales foros internacionales.
Oportunidad
El sector mira ahora al Brexit como una gran oportunidad para incrementar su fortaleza a nivel europeo y mundial. España pugna por la sede de la Agencia Europea del Medicamento, ahora en Londres. "Estamos muy implicados para traerla a Barcelona. Sería un éxito indudable, no solo porque es una de las agencias europeas más importantes por la gente que emplea, casi 1.000 personas, y por la actividad económica que genera, sino porque nos daría aún más relevancia siendo ya una de las principales industrias europeas". A nivel empresarial, De los Mozos se muestra convencido de que España no sólo mantendrá, sino que consolidará las ventas en el Reino Unido.
Veterindustria, que este año cumple su 40 aniversario como la "voz de la industria veterinaria española", saca pecho a la hora de hablar de su contribución a la generación de la economía del conocimiento. "Intentamos poner toda la carne en el asador a la hora de incorporar talento". Con 3.500 empleos directos y 10.000 indirectos, destaca "dos características muy relevantes" de los trabajadores del sector: es muy intenso en profesionales altamente cualificados -casi la mitad son licenciados universitarios- y el 50% son mujeres. "Hemos alcanzado la cuota de la igualdad", dice De Andrés. Para ello, la industria veterinaria tiene una fuerte y constante conexión, tanto con las universidades públicas como los centros de investigación de nuestro país, en el que hay un flujo muy importante de colaboración entre el mundo de la ciencia y el de la empresa.
No en vano, se trata de un sector "que tiene que estar siempre a la última" tanto en el área de fabricación, "donde estamos sometidos continuamente a un examen rigurosísimo, que se están actualizando permanentemente", como en ser "punta de lanza" en el lanzamiento de nuevos y mejores productos, que necesitan entre ocho y diez años de investigación. "Eso implica inversiones muy cuantiosas que acaparan entre el 10 y 12% de la facturación".
Sobre si son caros los productos veterinarios, De Andrés reconoce que "pueden parecerlo, pero el elemento de comparación con el de la salud humana está distorsionado". "Nuestra capacidad de hacer economías de escala son muy diferentes. Sólo somos un 3%, pero tenemos que desarrollar productos para muchas especies animales y las necesidades regulatorias son prácticamente las mismas. Tampoco tenemos un Sistema Nacional de Salud que los subvencione. La idea es que estén al alcance, pero de manera sostenible".