
Buena parte de sus pistacheras alcanzan ahora los siete años de vida y, con ello, tras una larga espera, la que se considera su fase de productividad y rentabilidad. En apenas dos o tres más, esos árboles que plantaron en los albores de esta década estarán a pleno rendimiento, un momento que la Sociedad Cooperativa Pistacyl confía coincida con la fructificación definitiva de su proyecto de envasado y comercialización de pistacho en su estado natural, seco, sin tostar y sin sal. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro
Por esta novedosa apuesta, los seis hermanos Pérez Heras que conforman esta entidad acaban de recibir el primer Premio a la Innovación Empresarial Rural, otorgado por el Parque Científico de la Universidad de Valladolid (UVA) y la Diputación Provincial.
No resulta muy habitual en nuestro país, como tampoco en otros, el consumo de este preciado fruto seco en su estado natural, pero según apunta Alfredo Pérez Heras, presidente de Pistacyl, él y sus hermanos lo tienen claro: "Creemos que en el proceso del tueste y con el añadido de la sal el pistacho pierde propiedades y sabor", y, al igual que se hace con otros productos, "tenemos que saber aprovechar bien todos sus beneficios". En este sentido, confían en saber vender bien los aportes nutricionales del fruto que cultivan, sus cualidades antioxidantes y sus positivos efectos sobre la salud, y en ganarse con ello la confianza y el paladar de los consumidores.
Ese es el objetivo final de un proyecto que Pistacyl emprendió allá por 2008. "Queríamos impulsar un proyecto familiar, a largo plazo, que diera vida y rentabilidad a algunas fincas de los hermanos", apunta quien es principal cabeza visible de la cooperativa antes de concretar que la crisis de la remolacha les hizo fijarse en el pistacho, aconsejados por un amigo de Castilla-La Mancha -región principal productora en España-.
Las primeras pistacheras comenzaron a plantarse en la localidad vallisoletana de Pozal de Gallinas bajo el paraguas de un proyecto desarrollado en colaboración con el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), y el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), y pronto se extendieron también a las localidades próximas de Moraleja de las Panaderas y Fresno el Viejo.
El nuevo 'oro verde'
No han perdido el tiempo y, a la par que las pistacheras crecían, durante estos casi diez años desde que comenzara a germinar su sociedad, los Pérez Heras no han parado de experimentar para ver qué variedades se adaptan mejor a las características y el suelo de Castilla y León, e incluso se han convertido en asesores en la materia. De este modo, desde Pistacyl gestionan actualmente 53 hectáreas propias y cultivan o guían los pasos de propietarios de otro medio centenar.
La cooperativa y quienes han seguido su camino han visto claras las posibilidades de un producto considerado ya el nuevo oro verde, cuya demanda supera ampliamente la oferta y que ofrece muy alta rentabilidad -frente a una inversión de unos 5.000 euros por hectárea con planta injertada se estiman unos beneficios de 7.000 euros por hectárea, e in crescendo, cuando la pistachera alcanza su pleno rendimiento a partir de los diez años de vida-.
La producción, hasta ahora testimonial, de las plantaciones de Pistacyl han servido, apunta Alfredo Pérez Heras, para realizar diferentes pruebas de calidad, de envasado y de secado, así como para probar distintos abonos y ver la adaptabilidad a la climatología de cada año; en definitiva, para perfeccionar el cultivo hasta obtener el fruto deseado y para esbozar ese proyecto innovador de envasado y comercialización de pistacho al natural que, llegado a la Universidad de Valladolid, ha contado con el respaldo del investigador de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias, Pedro Antonio Caballero Calvo.
Ahora, con el premio a la innovación emprendedora rural bajo el brazo, el sueño que seis hermanos comenzaron a compartir hace casi una década entra ya en su fase de desarrollo con el reto, confirma Alfredo Pérez Heras, "de que en dos o tres años lo podamos tener en marcha".
Aún es "demasiado pronto" para concretar cifras y detalles, pero según el presidente de la Cooperativa, la idea es que la planta de envasado sea propia y se ubique en alguna de las tres localidades en las que crecen sus pistacheras. La puesta en marcha de esas instalaciones, ni qué decir tiene, supondrá una inyección de empleo para la elegida, cumpliéndose con ello uno de los beneficios indirectos que se le atribuyen al cada vez más atractivo cultivo del pistacho, como es su aportación a la creación de empleo y la fijación de población en las zonas rurales.
Vocación internacional
En cuanto a la comercialización de los pistachos cien por cien naturales, Pistacyl pondrá el foco en el consumidor español buscando ganar adeptos al pistacho cien por cien natural, si bien apunta el presidente de esta agrupación familiar que pronto adquirirá la forma de sociedad limitada, el proyecto tiene una clara vocación internacional.
Paso a paso, sin prisa pero sin pausa, pretenden ir, pues, los hermanos Pérez Heras para los que, en todo caso, el pistacho es un negocio, a priori muy próspero a futuro, pero hoy no más que complementario de sus ocupaciones principales -cuatro de ellos tienen una empresa con unos 40 empleados enfocada a ofrecer distintos servicios de viticultura y socia de la bodega Cuatro Rayas-. Ahora, el tiempo dirá si finalmente Pistacyl se convierte en algo más que "el plan de pensiones" que actualmente ven en ella sus socios.