
Para los devotos de la alcachofa, pronunciar el nombre de esta hortaliza es evocar a Navarra, una de las principales abanderadas de este cultivo gracias a la Indicación Geográfica Protegida Alcachofa de Tudela. El presidente del Consejo Regulador, Guillermo Agorreta, es, sin duda, uno de los grandes conocedores de sus bondades. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro
"Es un cultivo al que le cuesta engordar más que en otras zonas climáticas porque está sometido a temperaturas más frías y eso deriva en una maduración lenta para un producto muy tierno, de gran sabor", explica.
Con sólo 35 años, este agricultor de Fontellas asegura que su vinculación a la alcachofa viene "de siempre". No en vano, la dedicación de su familia a esta polivalente hortaliza se remonta a hace más de 30 años.
"Plantas sanas y vigorosas"
Esa experiencia es, precisamente, la que le permite afirmar que el secreto para obtener un producto excepcional está en la base de unas "plantas sanas y vigorosas, a las que no les falte la humedad" y las que se preste una especial atención ante la posible aparición de plagas.
Como muchos productores de la zona de la Ribera de Navarra, los Agorreta realizan la campaña de arranque entre julio y agosto y utilizan plantas propias de la variedad blanca de Tudela para las nuevas plantaciones, de forma que puedan realizar la recolección temprana desde mediados de octubre, y la tardía, fundamentalmente en enero. "Esencialmente el cultivo está pensado para un consumo en fresco, pero hay un importante porcentaje de producto que no alcanza la calidad óptima y se deriva a la industria conservera" -sobre todo murciana-, que comercializa alcachofa con sello español en mercados internacionales, señala Guillermo.
Trabajo bonito y caro
En general, describe, el suyo es un trabajo muy bonito, caro -pues necesita mucha mano de obra-, y ciertamente sacrificado: "Hay que recolectar incluso con lluvia y, por supuesto con frío". Frío es, dice Agorreta, lo que a buen seguro le va a faltar a la actual campaña, a la que no han favorecido las atípicas altas temperaturas "ni tampoco las nieblas" otoñales.
Más allá del resultado puntual de la temporada, su reto como máximo representante de la IGP pasa por que el consumidor continúe en el camino emprendido de "exigir alcachofa certificada", una alcachofa santo y seña de la huerta navarra que no debemos dejar de probar "en revuelto, con ajos tiernos, gambas o gulas, o con espárragos trigueros" y por supuesto, "en menestra acompañada de otras verduras y hortalizas de la zona". Esa exigencia, concluye, servirá para que el sello "siga creciendo y nosotros haciendo las cosas bien".