Agro

"Ahora, la castaña es un producto de prestigio"

María del Carmen Fernández

Cuando el otoño llega a su ecuador, cientos de productores de castaña recogen el cesto tras intensas jornadas de recolección. Es tiempo de esperar a que el frío invernal asome por la puerta, comiencen las tradicionales celebraciones del magosto y decenas de braseros improvisados en plena calle comiencen a impregnar las ciudades de olor a castaña asada. Más noticias en la revista gratuira elEconomista Agro

Es el caso de María del Carmen Fernández, una gallega de 44 años que, aunque sólo se dedica a la producción "como hobby", habla con pasión de la actividad.

Oír relatar a su padre los bellos recuerdos infantiles que le traía la castaña despertó su interés por este fruto. Así que, hace dos décadas comenzó a plantar castaños en antiguas fincas familiares agrícolas ya en desuso. Precisamente, el de recuperar terrenos olvidados es uno de los méritos que María del Carmen otorga a la Indicación Geográfica Protegida Castaña de Galicia, declarada en 2009.

Revitalizar soutos

Y es que, como ella, muchos han sido los que se han animado a revitalizar soutos que parecían condenados en zonas rurales a través de este cultivo. "Los castaños son árboles que requieren cuidados y trabajos selvícolas muy puntuales -limpiezas, podas y abonado, fundamentalmente-, y que dejan mucho tiempo libre", afirma, con lo que es fácil dedicarse a ellos e incluso compaginar la producción con la actividad habitual, como es su caso.

María del Carmen selecciona los frutos en el momento de la recogida, "la cual ha de hacerse lo más pronto posible desde el momento de la caída", y los entrega luego a uno de los comercializadores de la IGP. Las de calibre grande y variedad fundamentalmente ventura se destinan directamente al consumo en fresco, mientras que las pequeñas, y en general de tipo longal, terminan transformadas en productos hoy altamente valorados en cocinas de todo el mundo como las harinas o el marrón glacé.

Sello de calidad

En este sentido, dice que el sello de calidad ha impulsado desde su concesión "la especialización, un cultivo por variedades" y, con ello, "está favoreciendo la competitividad de la castaña gallega", que alcanza una producción anual de entre 15.000 y 20.000 toneladas y se exporta a 60 países. Asimismo, ha puesto en valor un producto que antaño se consideraba hasta pobre y que ahora se ha demostrado "fantástico por sus cualidades organolépticas". Hasta el punto, subraya también esta joven productora, que "ha cambiado mucho la visión que se tenía de la castaña" y esta se ha ganado un "gran prestigio" en el universo gastronómico, algo a lo que, sin duda, también han contribuido de forma excepcional chefs gallegos.

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