
La invasión rusa de Ucrania ha puesto en evidencia el déficit de la UE en materias primas agrícolas esenciales. La Europa de los 27 fue en la campaña 2020/2021 el segundo importador mundial de semillas de girasol (25 millones de toneladas) y el octavo de maíz (15,5 millones).
La crisis en el Mar Báltico irrumpe apenas a unos meses de que la Unión Europea dé una vuelta de tuerca más a la reducción de su potencial productivo. Lo hará a través de la PAC 2023-2027, el vehículo para poner en práctica las estrategias medioambientales De la Granja a la Mesa y Biodiversidad 2030, que prevén reducir un 4% la superficie agraria útil, minorar un 50% el uso de productos de sanidad vegetal y un 20% los fertilizantes, así como dedicar hasta el 25% de las tierras a producción ecológica.
Todos los estudios publicados coinciden en que la aplicación de estas estrategias supondrá una importante merma de la producción agrícola de la UE. Hasta el Joint Research Center (JRC), dependiente de la Comisión Europea, prevé una reducción de hasta un 15% y un aumento de costes de un 10%. Todo ello con un resultado medioambiental pírrico ya que más de la mitad del 27% de reducción de emisiones de CO2 se fugará a otros países.
El desabastecimiento y el aumento de costes provocados por la invasión de Ucrania ha hecho saltar de nuevo las alarmas en el sector agroalimentario. El presidente nacional de Asaja, Pedro Barato, asegura categórico que "hay que replantearse la PAC. Cuando se hacen las cosas con ideología y sin pensar en las consecuencias, nos encontramos con este tipo de situaciones. Las cosas hay que hacerlas con mucho más tiempo y no apostar por medidas tan medioambientalistas, porque lo que necesitamos es alimentarnos".
El secretario general de COAG, Miguel Padilla, afirma que "es evidente que la PAC tiene que flexibilizarse y utilizar las tierras de barbecho, y así se lo hemos planteado al ministro, al que hemos pedido también medidas excepcionales como buscar en otros mercados las materias primas necesarias".
Mauricio García de Quevedo, director general de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab), asegura que "a tenor de las circunstancias que estamos viviendo y las debilidades que se han demostrado en España y en Europa, no solo hay que replantear la PAC, sino todo lo que es la política europea en aspectos fundamentales como el tema energético y la seguridad alimentaria".
"Tenemos que tener las bases para no depender tanto en algo tan básico como los alimentos"
"Esta coyuntura tan extrema lo que hace es pensar que tenemos que tener las bases para no depender tanto en una cuestión tan básica como son los alimentos de terceros países. Estamos en un mundo global y tiene que haber intercambios comerciales sin duda, pero tenemos que ser un poco más cautos para tener una base más sólida de autosuficiencia ante conflictos de estas características".
Desde la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (Aepla), su director general, Carlos Palomar, señala que se ha apostado por "un futuro cierto, que era la pérdida de productividad, con un medio incierto que es que los europeos cambien su forma de consumir. El Green Deal lo que dice es que si consumimos menos comida qué más da que produzcamos menos porque siempre nos va a sobrar. Pero cambiar los hábitos de tantos millones de personas es mucho más difícil, y sobre todo mucho más lento, que establecer unos objetivos políticos de reducción de insumos".
Bienvenidos a la realidad
Palomar destaca la paradoja de que ahora España acepte elevar los Límites Máximos de Residuos (LMR) para importar materias primas de Argentina o Brasil. "Ahora que nos vemos apretados no nos importa que vengan con tratamientos de productos que están prohibidos en la UE. Bienvenidos los que vuelven a la realidad, la Comisión y el Ministerio de Agricultura".
Roberto García Torrente, director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, asegura que "Europa ha externalizado parte de la producción hacia otros países y ahora nos estamos dando cuenta de que la soberanía alimentaria es básica. Para poder producir alimentos no podemos prescindir de determinados insumos que son necesarios, como fertilizantes, fitosanitarios y agua. Eso no quiere decir que no tengamos que ser lo más eficientes posibles, pero creo que hay que compatibilizar las dos cosas, maximizar la producción minimizando el consumo de insumos, pero sin hacerlo de manera radical. Los objetivos del Green Deal siguen estando vigentes, pero necesitan tiempo para poder conseguirse porque hay que desarrollar tecnología, cambiar culturas, formas de hacer las cosas y eso no se hace en uno, dos o tres años".
Desde la Asociación de Fabricantes de Fertilizantes (ANFFE), uno de los sectores en el punto de mira de las estrategias de la UE, se afirma que "en estos momentos de especial gravedad, en los que es necesario favorecer la producción agrícola en la Unión Europea, quedan en entredicho algunas de las políticas medioambientales de la Comisión, que con sus trabas y requisitos ponen en peligro la agricultura y la ganadería en la UE".
Para el presidente del Instituto Agrícola Catalán de San Isidro, Baldiri Ros, "es necesario parar el proceso de entrada en vigor de la PAC y del Pacto Verde para colocar como uno de los pilares básicos el cumplimiento del artículo 39 del Tratado de Funcionamiento de la UE. Se ha construido en los últimos años un marco de transición verde que no ha tenido en cuenta lo que suponía en términos de soberanía productiva agroalimentaria".