
Las empresas agrarias y agroalimentarias vuelven a crecer en el gasto en I+D y superan ya el techo que se alcanzó en 2008. En el caso del sector primario, el porcentaje de la cifra de negocios destinado a actividad innovadora solo es superado por la industria.
El sector primario y el de la transformación alimentaria han apostado por la innovación tecnológica para hacer frente a los grandes retos a los que se enfrentan en materia de sostenibilidad ambiental por el cambio climático, la mejora de la eficiencia económica o la adaptación a las nuevas demandas de los consumidores.
Ambos sectores han protagonizado en 2018 un nuevo incremento del gasto en innovación que las ha llevado no sólo a situarse en niveles anteriores a la crisis económica sino a registrar máximos históricos. Los datos definitivos de la última Encuesta sobre Innovación en las Empresas del Instituto Nacional de Estadística reflejan el avance espectacular en el gasto tanto de las empresas de agricultura, ganadería, silvicultura y pesca como de Alimentación y bebidas. En el primer caso, casi se duplica al pasar de los 99,3 millones de euros a los 188,8, mientras en el segundo alcanza el 31%, con 936 millones frente a los 713 de un año antes.
La subida se produce dentro del importante impulso que en 2018 dio el sector empresarial a la innovación, cuyo gasto creció de forma conjunta un 26% hasta los 18.688 millones, continuando con la tendencia de subida que comenzó tímidamente en 2015 tras el desplome que generó la crisis económica. Sin embargo, pese al avance en el conjunto del sector empresarial, éste no ha sido lo suficientemente intenso como alcanzar los niveles de gasto previos a la crisis económica, como sí ha ocurrido en el caso de la Agricultura y la Alimentación. Así, mientras en el conjunto de las empresas no se ha superado el máximo histórico de 2008, las compañías agrícolas y alimentarias han dejado elevado el techo que tenían, situado en 150 y 859 millones respectivamente.
En 2018 aumentaron tanto el número como el porcentaje de empresas que apostaron por la I+D.
En su encuesta anual, el INE mide el gasto para la mejora de productos y procesos de las empresas de más de 10 empleados en I+D Interna (estructuras propias), I+D externa y Otras Actividades (Ingeniería, diseño y otros trabajos creativos, marketing y valor de marca, Propiedad Intelectual o formación de los empleados, entre otros).Para el experto en innovación agroalimentaria Manuel Laínez, el mensaje "más importante" que se deriva de la encuesta "es que ha habido un aumento importante tanto en el número como en el porcentaje de empresas innovadoras en el sector primario y en la transformación". En el primer caso, hemos pasado de un 5,4% en 2016 (458) al 9,2% (734). En agroalimentación, el crecimiento pasa del 19,4% al 23%. En todo el sistema empresarial el avance es del 12,7% al 14,4%.
Mejorar la competitividad
El exdirector del Instituto Nacional del Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) y fundador de la consultoría Laínez Asesores destaca otra de las claves de los datos del INE y que reflejan el esfuerzo realizado. La intensidad de innovación o el dinero que dedica cada empresa de su cifra de negocio a la I+D. Del 0,88% en el caso del sector primario y del 0,86 en la transformación. En el caso de la Agricultura, el dato es más relevante porque este porcentaje solo lo supera la Industria (1,4%), mientras que el sector Servicios (0,8%) y la Construcción (0,3%) están por detrás.
Laínez es claro al afirmar que la innovación es el camino a seguir. "Es la única manera de adaptarte al mercado y de mejorar tu competitividad. Tú puedes adaptarte a través de costes, pero es una vía en la que llega un momento en la que no puedes seguir apretando más porque un porcentaje importante son la mano de obra y ahí, por ejemplo, tenemos la presión de las decisiones de la subida del SMI. Hay que competir por la vía de buscar una diferenciación para adaptarte a las demandas de los consumidores y sobre todo de aquellos que están dispuestos a pagar un poco más, que valoran otro tipo de cosas, desde la conveniencia hasta temas medioambientales, de carácter nutricional… La innovación tiene que ir por ahí y también para responder a toda la presión que está habiendo y que va a haber de las políticas públicas, no solo en temas de salud, sino también de temas ambientales, de cambio climático".
También la innovación resulta fundamental para sortear situaciones derivadas de la inestabilidad geopolítica, como los aranceles de Trump o el Brexit. "Hay dos mercados. Uno es el chino, que quiere todo y no mira tanto la diferenciación como estamos viendo en el caso del cárnico. Sin embargo, en mercados como Reino Unido, aunque en el sector de los vegetales los aranceles van a ser escasos, en los cárnicos pueden ser altos con lo cual tienes que ir a productos que tengan una atracción para el consumidor. Y ahí está la innovación", afirma.
Otro de los fenómenos que revela la encuesta del INE es el desarrollo de un ecosistema de innovación. "En general, las grandes empresas han enfocado su desarrollo en innovación a financiar la actividad de pequeñas startups, muy ágiles, con muchas ideas", explica Laínez. La encuesta demuestra que no hay mucha inversión en personal propio en I+D ni en el sector primario ni en la transformación, del 6% y el 4%. Esto significa que lo que está haciendo es externalizar, bien comprando tecnología o invirtiendo en tecnologías que están desarrollando en otros ámbitos. "El 80% de la inversión que hace el sector primario es inversión en capital, no son gastos en recursos propios, ni en gasto corriente, ni personal propio, sino inversión de capital, es decir, o bien participa en proyectos o bien en tecnologías que ya están desarrolladas. En el caso del sector transformador ese porcentaje se va al 84%.
Hispatec apuesta por el exterior
El dinamismo en el desarrollo de la I+D que contribuye a la mejora de la gestión agraria no para, hasta el punto de que es foco de atención de gigantes como Hispasat. El operador español de satélites de comunicaciones y Grupo Hispatec, especializada en soluciones de software y digitalización del sector agroalimentario, han firmado recientemente un acuerdo para impulsar el uso de nuevas tecnologías en este sector en Europa, América y norte de África.Ambas compañías amplían así la colaboración iniciada este mismo año con un proyecto piloto de conectividad llevado a cabo en una finca de la compañía Florette, gracias al cual se aportó conectividad satelital de banda ancha vía wifi para que el personal de la finca transmitiera en tiempo real los datos de gestión de los cultivos desde sus dispositivos móviles, sin tener que desplazarse a zonas más alejadas con conectividad terrestre.
El uso de las aplicaciones desarrolladas por Grupo Hispatec y la conectividad aportada por los satélites de Hispasat beneficiarán a muchos empresarios agrícolas con explotaciones ubicadas en zonas que no cuentan con buena conectividad, facilitándoles la toma de decisiones y contribuyendo al aumento de su productividad y a la reducción de los consumos de agua, abonos y fitosanitarios. Esta tecnología también garantiza la trazabilidad de los productos y contribuye a minimizar el impacto de la actividad agropecuaria en el medio ambiente.
Ruralista
Otro ejemplo, lo constituye Ruralista, la primera compañía de agrotech e inversión Agraria en España, combina la experiencia de sus dos socios industriales: Gesytec Ingenieros -empresa con más de 30 años de actividad en la gestión de fincas agrícolas- e Intertertell, compañía de tratamiento de grandes volúmenes de información y big data.La nueva compañía clasifica automáticamente carteras rústicas y, con la extensa información disponible, la experiencia acumulada en conocimiento del entorno agrario y la aplicación de técnicas RPA (Robotic Process Automation) e Inteligencia Artificial (IA), implementa patrones automáticos capaces de valorar, clasificar y determinar el modelo evolutivo idóneo para cada finca. Adicionalmente, Ruralista cubre el ciclo completo de operación mediante la gestión y dirección técnica de explotaciones agropecuarias.