Agro

Silos, "gigantes" que regresan del olvido en auxilio de la España Vaciada

El Silo de Fuentes de Andalucía acoge un mirador y un centro juvenil
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Para su tradicional uso agrario de almacenamiento de granos, como hoteles, balnearios, museos o centros culturales estos colosos "despiertan" tras décadas de letargo. El Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) ha vendido ya más de una treintena.

Emergen imponentes en medio del paisaje español. Desconocidos para las nuevas generaciones, los silos forman parte sin embargo de la memoria colectiva de una buena parte de la población de nuestro país, que vivió de primera mano su contribución al desarrollo del sector agrario. Ahora, 30 años después de caer en desuso, este inigualable patrimonio industrial vuelve del olvido gracias a la iniciativa del Fondo Español de Garantía Agraria que busca ponerlos a la venta para su recuperación para el almacenamiento de grano o para usos tan diversos como hoteles o balnearios, museos o centroS deportivos en lo que constituye un auténtico abanico de posibilidades para la España Vaciada.

El FEGA decidió en 2015 iniciar un proceso de enajenación por el sistema de subasta pública para minimizar la carga económica que suponía mantener unos silos que llevaban décadas en desuso por la entrada de España en la Comunidad Económica Europea. La primera prácticamente quedó desierta, situación que se ha ido modificando en posteriores convocatorias, que han obtenido mejores resultados. Junto a ello, el organismo dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación decidió utilizar el procedimiento de adjudicación directa.

El FEGA ha recaudado 12.989.092 euros y ha devuelto a la actividad agraria un buen número de silos

Cuando se inició el proceso de enajenación, el FEGA contaba con 98 de los 642 silos que tenía la Red Nacional. Desde entonces se han traspasado 32, y se está tramitando la venta de otro. El próximo año está previsto realizar una nueva tasación y continuar con la venta de las 65 unidades que aún conserva.

El proceso de enajenación comienza con la tasación para luego ofrecerlo a las administraciones públicas por ese valor. En el caso de que ni ayuntamientos, gobiernos autonómicos o diputaciones provinciales estén interesados en la adquisición, se saca a subasta pública. Si quedan desiertas después de cuatro intentos, se ofrecen en adjudicación directa por el precio de la cuarta subasta, de forma que el adjudicatario del silo será el primero que ofrezca ese precio y cumpla con las condiciones recogidas en el pliego.

Como consecuencia de este proceso, el FEGA ha recaudado 12.989.092 euros y ha devuelto a la actividad agraria un buen número de silos ya que la mayoría de los compradores son empresas relacionadas con el comercio o transformación de cereales.

Muchos usos

Estos colosos arquitectónicos, sin embargo, han encontrado muchas y diversas utilidades. Como centro de anidamiento y control de población en aves migratorias, museos o centro culturales (Belorado, La Carolina, Arévalo), teatro (Pozoblanco), centros deportivos para escalada, Balneario (Alcaracejos), hotel, oficinas municipales o centro de arte urbano, explica el arquitecto y experto, Carlos Mateo Caballos.

"El silo puede generar oportunidades de reinventar pueblos que perdieron su esencia"

Mateo fue junto a David Salamanca Cascos impulsor en 2004 del grupo de investigación silosygraneros.es, dedicado a "registrar, documentar, divulgar y activar" la obsoleta Red Nacional de Silos de España que había quedado en desuso tras la entrada en la Unión Europea de nuestro país. Sus aportaciones no sólo constituyen hoy día una extraordinaria base documental sobre estos gigantes del mundo rural, sino que fueron precursores del "despertar" de estos "tesoros" de la España Vaciada.

"Siempre nos mantuvimos fuera del debate político sobre las infraestructuras generadas durante el Franquismo, así que simplemente vimos que estos silos guardaban una potencialidad enorme para generar nuevas economías en los sitios donde se insertan, ya sea por albergar nuevos usos en sus interiores o por ser grandes escaparates e iconos para esos pueblos del agro español que habían perdido su esencia tras la despoblación", explica Carlos Mateo.

Su visión "que no era nostálgica, sino de futuro", les llevó a que el acercamiento a la parte documental histórica estuviese vinculada con el estudio de casos de éxito en España pero principalmente en el extranjero, donde las iniciativas de recuperación de los silos ya estaban tomando forma en los inicios del siglo XXI. "Algunas de nuestras propuestas pudieron ser materializadas, como el Silo de Fuentes de Andalucía -ahora centro cultural y juvenil y mirador- o el Silo de Arévalo, otras se quedaron en los planos o sirvieron de inspiración a otros tantos investigadores o estudiantes que han encontrado en silosygraneros.es una filosofía de intervención arquitectónica basada en el reconocimiento de los valores técnicos, históricos, estéticos, paisajísticos, culturales, asociados a la cultura del cereal y que tienen su máxima expresión en estas construcciones industriales, ya sea a título individual o como sistema territorial en Red de almacenamiento de cereal", explica Mateo Caballos.

"El silo es un icono de la revolución industrial que inspiró a personajes tan reconocidos de la escena cultural como Le Corbusier"

Desde la perspectiva internacional, recuerda, "el silo es un icono de la revolución industrial que inspiró a personajes tan reconocidos de la escena cultural como Le Corbusier". Fuera de nuestras fronteras, los aprovechamientos son mucho más arriesgados. A los ya reseñados en España, se unen los de vivienda privada, residencia de estudiantes o para la Tercera Edad, museos o centros de exposiciones, como el reconocido Silo de Giorgio Armani en Milano o el Macro Museo de Rosario (Argentina); pantalla para proyecciones en eventos, como en Quebec (Canadá), o en centro de buceo.

El Silo de La Carolina, reconvertido en centro cultural

En España, "la ubicación de silos se vinculó más a lo rural que al puerto o la fábrica generando todavía hoy una idea más nostálgica de nuestra España Vaciada. El silo sintetiza la cultura del cereal en un elemento de gran potencia visual: nos habla de cómo eran las relaciones laborales, la precariedad del campo en esa época, la evolución tecnológica de España en la segunda mitad del siglo XX, las condiciones de trabajo de la época, la gestión del territorio, o incluso las vanguardias que con cuentagotas llegaron a España. En todo esto radica la necesidad de proteger la Red Nacional y darla a conocer, que está muy por encima del propio edificio porque muchos silos son idénticos entre sí, pero en ningún caso hay dos silos cuya relación con el territorio, con el municipio donde se ubica, sea la misma", añade.

El universo de usos, más allá de la propia actividad agraria, que comenzó a concretar este grupo de arquitectos al interesarse por estos gigantes en 2004, los convierte en un filón inagotable. "El silo puede generar oportunidades de reinventar pueblos que perdieron su esencia porque el campo ya no es atractivo para las nuevas generaciones y hay muchos municipios que carecen de un referente que el silo puede brindarles a bajo costo", explica Mateo, que señala nuevos usos en sectores emergentes. "Son propicios para nuevas actividades económicas: usar sus paredes para placas fotovoltaicas o aprovechar sus celdas frescas para envejecer vino, cultivar hongos o para el turismo agroindustrial", concluye.

Inicio de la selección de semillas

La creación de la Red Nacional de Silos y Graneros se aprobó en plena postguerra. Tras la creación del Servicio Nacional del Trigo, en 1945 se elaboró un Plan General, con una propuesta inicial de 437 silos y 631 graneros. Seis años después, Franco inauguró en Córdoba el primero.

Con esta Red se pretendía regular el precio de los cereales y garantizar a la población al acceso a alimentos básicos. Los silos hacían posible la compra de trigo a los agricultores y su almacenamiento en puntos estratégicos de las zonas productoras; la conservación de una reserva nacional, importar o exportar cereal, así como su selección y tratamiento para proporcionar al agricultor semillas de mayor rendimiento.

En mayo de 1984 se termina con el monopolio triguero llevado a cabo durante 47 años con la entrada en la CEE.

La prolongada inactividad de los silos hizo que el Fega decidiese en 2015 enajenarlos de la Red Básica de Almacenamiento Público tras recuperar los que estaban cedidos a varias Comunidades Autónomas.

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