
Nacidos para ayudar a restaurar las economías europeas tras los daños económicos y sociales derivados de la pandemia del COVID, los fondos de recuperación Next Generation de la Unión Europea tienen también como principal objetivo sentar las bases para una Europa más moderna, digitalizada y sostenible que permita mejorar la productividad y la competitividad de los países y las empresas de la Unión. Y, si hablamos en términos monetarios suponen la mayor inyección económica puesta en marcha en la historia de la UE.
Dotado con 750.000 millones de euros el fondo se reparte en dos partidas principales: el denominado Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, y los fondos "React EU", destinados a proyectos de Sanidad, Educación y Servicios Sociales. De ellos, España recibirá un total de 150.000 millones de euros del Mecanismo de Recuperación, de los que 81.000 millones se tramitarán a través de subvenciones y el resto como préstamos, mientras que del fondo "React EU" le corresponderán en torno a 11.000 millones, cifras que sitúan a España como el país de Europa que recibirá mayor cantidad de dinero procedente de los fondos Next Generation.
Como es sabido, la recepción de estos fondos está condicionada a la aprobación de reformas estructurales y a la presentación por parte de los gobiernos de proyectos concretos, que deberían estar consensuados con la oposición y las empresas, dirigidos a impulsar la transición ecológica, la transformación digital y la cohesión social y territorial, lo que constituye una oportunidad única para que, como afirma Gonzalo Solana, director del Cátedra Nebrija Santander en Internacionalización de Empresas, "la economía española supere algunas de sus deficiencias estructurales y transite lo más rápidamente posible hacia una economía más eficiente, resiliente e inclusiva". Por ello, sería conveniente que estos fondos se destinen también "en una cuantía suficiente a consolidar y potenciar los avances que antes de la llegada de la pandemia se estaban registrando en la internacionalización de la economía española", lo que contribuiría decisivamente a aumentar la presencia de nuestras empresas, especialmente de las pymes en el exterior y a evitar el deterioro del saldo en nuestra balanza comercial de bienes y servicios y el debilitamiento de nuestra capacidad de financiación.
Las empresas que operan en el exterior, explica Gonzalo Solana son ·más productivas, invierten más en innovación, ofrecen mejores condiciones laborales y son más resistentes a las vicisitudes del ciclo económico", por lo que considera "imprescindible" tomar las medidas necesarias para que se internacionalice un mayor número de pymes y que aumente la complejidad de nuestras exportaciones, incorporando un mayor componente tecnológico, avanzando, al mismo tiempo, en la diversificación geográfica de las exportaciones, con mayor presencia en países con mejores perspectivas de crecimiento en determinadas zonas de Asia y África.
Un motor imprescindible
En la misma línea, el presidente de la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación, Fernando Salazar, recordaba recientemente que la crisis sanitaria frenó la globalización, pero no ha acabado con ella, por lo que asegura que "para recuperarnos, el sector exterior va a volver a ser un moto imprescindible", como ya lo fuera durante la crisis financiera del año 2008 donde la salida hacia los mercados exteriores fue el antídoto frente a la recesión en el mercado nacional.
Una apertura hacia nuevos mercados que, tanto Fernando Salazar como los analistas de la consultora KPMG, coinciden que será "ligeramente distinta a la anterior a la pandemia" y se buscarán cadenas de producción y suministro más próximas, lo que apunta a que la Unión Europea será el destino en el que más empresas españolas incrementarán su actividad.
Precisamente los estudios realizados por KPMG muestran que la mitad de los directivos españoles confía en que los fondos Next Generation ayudarán a impulsar la internacionalización empresarial, tanto en su vertiente comercial como en la de inversiones, algo que avala también el Club de Exportadores e Inversores Españoles, donde recuerdan que la salida al exterior debe responder siempre a una estrategia de empresa y apuntan que el escenario económico actual ofrece la oportunidad de comprar empresas más baratas en mercados donde el impacto de la crisis hace que la recuperación económica sea más lenta que en las locomotoras económicas de China y Estados Unidos.
Las exportaciones de España suponen el 34% del PIB, incluyendo los servicios
Como apoyo a esa necesidad imperiosa de destinar parte de los fondos europeos a los programas de internacionalización baste añadir que España es una economía muy abierta e interconectada con unas exportaciones que suponen el 34 por ciento del PIB, incluyendo los servicios, mientras que el stock de nuestras inversiones directas fuera de nuestras fronteras alcanza un porcentaje cercano al 50%.
Esta apertura de nuestra economía no ha sido suficiente para evitar que, durante el año 2020, la evolución de las exportaciones españolas se haya visto seriamente afectada por las consecuencias del COVID 19, la paralización de la actividad por los estados de alarma y por un entorno internacional menos favorable para los intercambios internacionales. En concreto, durante el año pasado las exportaciones españoles cayeron un 10,03 por ciento con respecto al ejercicio precedente, hasta 286.425,6 millones de euros. Cifra esta que representa el 23,93 por ciento de nuestro producto interior bruto, pero que nos sitúa sólo en el puesto 79 de 191 países en el ranking mundial de exportaciones con respecto al PIB, a pesar de que el descenso en nuestras ventas exteriores de viene y servicios ha sido similar al que han experimentado el resto de países de nuestro entorno, destacando el comportamiento muy positivo que han tenido los servicios no turísticos que aportan ya más del 50 por ciento del total de los ingresos por exportaciones totales de servicios y, además, con una balanza comercial positiva.
La UE será el destino en el que más empresas españolas incrementarán su actividad
A pesar de este retroceso, el profesor Gonzalo Solana, destaca que la base exportadora de bienes "no ha sufrido hasta ahora daños significativos, manteniéndose el número de exportadores regulares", es decir aquellos que realizan ventas en el exterior al menos durante cuatro años consecutivos, por lo que estamos en condiciones de que el sector exportador recupera su papel de motor cuando se recupere la movilidad y con las ayudas necesarias.
Por sectores, y aunque el descenso del valor de las ventas en el exterior ha sido generalizado, han seguido creciendo las exportaciones de alimentos y bebidas, en especial de frutas, hortalizas y productos cárnicos, a pesar de la subida de aranceles norteamericanos a algunos productos y del Brexit. Explica aquí también Gonzalo Solana que en los últimos diez años las exportaciones agroalimentarias "están ganando peso en la estructura exportadora española, casi cinco puntos porcentuales, así como los productos químicos y las manufacturas de consumo, aunque con menor intensidad". Por lo que respecta al resto de capítulos, con la excepción de los productos farmacéuticos, "han registrado en los doce últimos meses un descenso en el valor de sus ventas en el exterior, entre ellos bienes tan importantes en la estructura productiva y exportadora española como son los automóviles". Por ámbito geográfico, el único destino donde las exportaciones de bienes han aumentado de una manera sensible es China, mientras que las mayores caídas s nuestras ventas exteriores se han localizado en Latinoamérica y la Unión Europea.
Efecto multiplicador sobre el turismo
Otro de los objetivos de los Fondos Next Generation es dar soporte y cobertura los sectores más afectados por la pandemia, como en el caso de España es el turismo. Los datos de una estudio impulsado por la Comisión de Turismo de la Cámara de España, muestran que el sector turístico crearía más de 93.000 nuevos empleos si recibiera fondos procedentes del Mecanismo Europeo de Recuperación y Resiliencia en un porcentaje equivalente a su peso en el PIB nacional, un 12,4 por ciento.
De esta forma, una inversión de fondos Next Generation EU por importe de 8.621 millones de euros, destinados a la modernización y mejora de la industria turística española, tendría un impacto multiplicador sobre el PIB y el empleo debido al efecto arrastre que el turismo ejerce sobre otras actividades económicas.
Así, por cada 100 empleos generados de manera directa por la inversión en el sector turístico, se crearían 161 puestos de trabajo adicionales; por cada 100 euros destinados a la modernización del sector, el valor de la producción de la economía se incrementaría en 72 euros adicionales; y por cada 100 euros de Valor Añadido Bruto (VAB) derivados de manera directa de esas inversiones, se crearían 105 euros de VAB adicionales
El análisis realizado por el Servicio de Estudios de la Cámara de España constata que el turismo constituye uno de los principales motores de la economía española, no solo por su contribución directa al PIB o a la creación de empleo, sino por ese efecto dinamizador sobre otros sectores productivos.