El viaje por la vida de Amyr Klink ha estado marcado por un progreso constante. Cruzó el Atlántico a remo sin sistema de navegación cuando solo tenía 28 años; aprendió de los desafíos que consiguió superar y se construyó un barco mejor para circunnavegar los círculos polares.
Siempre ha sido el más atrevido entre los exploradores, organizando barbacoas en las playas polares y tomándose una copa o dos cuando se quedó varado en el hielo antártico.
Escucha esta extraordinaria experiencia y camina con este gran hombre que cree que el viaje es mucho más importante que la meta, y que aprendemos más de los errores que de los éxitos.