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Reinvertir los beneficios de la empresa, táctica para ganar competitividad

Imagen de Istock

Durante la crisis económica, son muchas las entidades que han visto cómo su beneficio disminuía notablemente y, con él, las opciones de invertirlo en la mejora del rendimiento. Materias como la atención al cliente, el cuidado del componente humano, las acciones relativas a la responsabilidad social corporativa, así como la construcción de una marca convincente, son sólo algunos de los aspectos que las empresas han desatendido. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Gestión y Desarrollo Exterior

Sin embargo, y teniendo en cuenta las perspectivas optimistas que presenta la actual situación económica, este panorama está comenzando a revertirse. En este sentido, son muchos los ámbitos en los que su compañía puede invertir para reforzar todas aquellas partidas olvidadas.

1. Mejorar el espacio de trabajo

Según una encuesta realizada por Ipsos para la multinacional Steelcase, llevada a cabo entre más de 70.000 trabajadores de diez países, el 50 por ciento de ellos afirmó no disponer de espacios adecuados para concentrarse. Una cuestión que, aunque pueda parecer intrascendente, tiene una relación directa con su satisfacción y grado de motivación y compromiso con la compañía.

"Cada vez es más necesario que las empresas cuenten con estructuras ágiles y flexibles que se adapten rápidamente a los cambios que se produzcan en su entorno. Aquellas que no lo consigan, tendrán problemas para fidelizar y atraer talento, porque siempre habrá entidades mucho más atractivas para los trabajadores", señala Óscar Fernández, director de desarrollo de negocio de Aguirre Newman Arquitectura.

2. Formar a los empleados

Aunque en España esta práctica está bastante extendida, es cierto que durante la crisis económica ha pasado bastante inadvertida. No obstante, enriquecer la formación de la plantilla es una vía indiscutible para aumentar la competitividad y productividad de la propia empresa, ya que una persona con mayores conocimientos sobre su actividad profesional podrá desempeñarla de manera más eficiente.

Además, será capaz de resolver los conflictos de forma rápida y sencilla y se verá más capacitado para obtener mayores responsabilidades. En este sentido, numerosas compañías españolas están transformándose en organizaciones de aprendizaje continuo.

Así lo recoge el Informe Internacional de Tendencias en Recursos Humanos 2015, elaborado por la firma Randstad, y en el que se pone de manifiesto que un 24 por ciento de las entidades nacionales han constituido entornos en los que los trabajadores aprenden y enseñan aptitudes profesionales a sus compañeros.

3. Reforzar la imagen corporativa de la empresa

Uno de los activos más importantes para cualquier institución es su identidad. Sin embargo, también es una de las partidas a las que antes se les retira la inversión -en épocas estables, se destina a este cometido en torno al 10 ó 20 por ciento de la facturación anual-. "Gestionar tanto la experiencia del cliente, como su relación con la marca son los principales aspectos en los que la compañía debe incidir para mejorar su imagen, ya que el marketing tradicional ha perdido efectividad, y hay que adaptarlo al mundo tan conectado en el que vivimos", apunta Rafael García, director general de MSMK, Madrid School of Marketing.

4. Renovar las tecnologías de la información y comunicación

La inversión en este ámbito permite agilizar la relación con los proveedores y clientes, optimizar la gestión interna, así como facilitar los trámites financieros y comerciales. De hecho, y tal y como afirma Javier Sainz, director de marketing de Ibermática, compañía de servicios en TIC, "ya no se trata sólo de mejoras incrementales de la productividad por la automatización de tareas; ahora, y gracias a las nuevas tecnologías, los procesos de negocio pueden cambiar radicalmente".

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