La frustración. el estrés, las tensiones con los compañeros o superiores... son factores que influyen y condiciona la actitud en el entorno laboral, sobre todo si se convierte en algo habitual. En este caso, puede ser incluso un lastre para la productividad del trabajador.
Es difícil abstraerse del entorno, pero se pueden llevar a cabo una serie de pautas que se pueden desarrollar en el día a día que permite mantener una actitud positiva pese a los elementos nocivos. El coach Javier González, experto en formación y gestión de RRHH, da cuatro claves para tratar de ser optimista, hasta en un entorno laboral hostil.
1. Concentración
"Que los árboles no te impidan ver el bosque". Cómo dice el refrán, hay que concentrarse en las tareas, y desligarlas de los factores externos que las desvirtúan. Focalizar la atención en un fin concreto y exento de connotaciones negativas repercute para bien en la actitud.
2. Autocomplacencia
La autocomplacencia, en su justa medida, es un buen aliado para el fomento de una actitud positiva, sobre todo si últimamente predomina la frustración y un nivel de autoexigencia difícil de asumir. Hay que reflexionar y rescatar hitos y logros laborales que recuerden la habilidad profesional.
3. Reconocimiento propio
No solo se puede basar la actitud positiva en el reconocimiento por parte de otros; el primero que debe valorarse cuando la ocasión lo merece es uno mismo.
4. Buscar soluciones
En el trabajo surgen problemas e imprevistos constantemente. Destinar la energía a lamentar lo ocurrido ni soluciona el problema ni ayuda a mantener una actitud positiva. Hay que cambiar la panorámica y optar por ser más constructivo y buscar soluciones.
