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Pymes y autónomos, los menos preparados para migrar a la nueva Zona Única de Pagos

  • "Supone un antes y un después en la relación entre clientes y proveedores"
Imagen de Getty

La nueva Zona Única de Pagos en Euros -Sepa, por sus siglas en inglés- es ya una realidad a la que las empresas tienen que adaptarse. Y rápido. Aunque la Comisión Europea (CE) ha aplazado su implantación definitiva hasta el 1 de agosto para evitar un posible colapso financiero, la migración a los nuevos sistemas de pago es inminente y las pymes siguen siendo las menos preparadas para llevarla a cabo.

Aprobada la propuesta en marzo de 2012 por la CE por tratarse de un "paso lógico tras la implantación del euro", supone la desaparición de las fronteras nacionales en los sistemas de pago, algunos de éstos tan habituales como las transferencias, el uso de la tarjeta de crédito o las domiciliaciones bancarias.

"Supone un antes y un después en las relaciones de cobros y pagos entre clientes y proveedores, aportando más tranquilidad, seguridad y fiabilidad en las actividades de los negocios, tanto a nivel nacional como a nivel europeo", explican desde Cepyme, la patronal de las pequeñas y medianas empresas.

Aunque su implantación estaba prevista para el 1 de febrero, la escasa migración que había tenido lugar hasta enero hizo saltar las alarmas, obligando a Bruselas a retrasarlo hasta agosto, y al comisario europeo del Mercado Interior, Michael Barnier, a mandar un comunicado en el que expresaba sus disculpas, pero aseguraba que se trataba de "una medida de prudencia para evitar el riesgo de una perturbación en el sistema de pagos y sus potenciales consecuencias para los consumidores y para las pymes ".

Este aplazamiento no implica sin embargo que la medida no se implante con urgencia, puesto que, a partir de agosto, no se aceptarán pagos que respondan al formato antiguo nacional. Y la CE y el BCE han advertido repetidas veces que el proceso de adaptación avanzaba con demasiada lentitud, en especial entre las pequeñas empresas.

Nuevos instrumentos y plazos

A efectos prácticos, la modificación más importante es la que afecta a la identificación de las cuentas bancarias. Así, el llamado código CCC (Código de Cuenta Cliente) será sustituido por el Iban (Código Internacional de Cuenta Bancaria), compuesto por el código del país (ES), dos dígitos de control y los 20 dígitos del actual número de cuenta, que habrá de facilitarse a la hora de pagar o cobrar mediante transferencia o cuando un cliente domicilie algún pago. Para los que ya están domiciliados, serán los emisores los encargados de calcular los Iban a partir del CCC.

Desde su implantación efectiva, desaparecerán los instrumentos de pago de cada país, y todos tendrán que empezar a utilizar tres únicas herramientas comunes: las transferencias Sepa, los adeudos directos y los pagos con tarjeta.

Las transferencias tendrán que realizarse en un plazo máximo de un día hábil, y no contarán con límite de importe. Además, sus gastos estarán compartidos -algo que ya se aplica en España-, lo que implica que quien emita la transferencia tendrá que pagar los gastos que pudiera cobrarle su entidad, y quien la recibe, los de la suya.

Los adeudos directos (hasta ahora, recibos domiciliados) permiten hacer un cobro en la cuenta de un deudor. Para este tipo de operaciones existen nuevas normas y plazos para que el consumidor devuelva un cargo: "Hasta ocho semanas después de la fecha de pago para operaciones autorizadas y hasta 13 meses para pagos no autorizados o realizados incorrectamente", explican desde Crédito y Caución.

Para los pagos con tarjeta, todas tendrán que incorporar un chip y para cobrar, los usuarios deberán autorizar los pagos, introduciendo siempre un código PIN, como ocurre ya con la mayoría de tarjetas y pagos que tienen que realizar.

Ajustes a realizar

Esta nueva normativa afecta especialmente a la actividad de las pymes , en especial porque deben de migrar los datos de las cuentas corrientes de los clientes y proveedores al código Iban. Para adaptarse a la nueva Sepa hay que realizar una serie de cambios. Para empezar, y tal y como explican desde Cepyme, hay que ajustar los ficheros de intercambios bancarios a las nuevas normas estándares. Los empresarios tendrán la responsabilidad de guardar las autorizaciones de los clientes para poder domiciliar adeudos a través de un mandato único normalizado. Deberán revisar y adecuar al nuevo sistema documentos comerciales como facturas, talones o contratos, así como informar a los proveedores de los códigos BIC e Iban de las cuentas utilizadas para sus operaciones.

En lo que se refiere a la gestión de empleados y los pagos de las nóminas vía transferencia, deberán adecuarlas a Sepa, y revisar los contratos y documentos en los que conste el CCC, que pasará al Iban

Para nuevos clientes y para adeudos Sepa B2B -los realizados de empresa a empresa-, se necesitará un mandato firmado que acredite que se les pueden presentar adeudos.

Por último, se tendrá que estar preparado para recibir, de las entidades bancarias con las que se opera, un nuevo formato de fichero informativo con las incidencias que hayan podido suceder en las transacciones, para rectificar su contenido erróneo o no informado.

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