
En 2010, un total de 78 millones de jóvenes en todo el mundo se encontraban en situación de desempleo, muy por encima de los 73,5 millones de 2007. La tasa de desempleo de los jóvenes entre 15 y 24 años se situó en el 12,6%, según un informe publicado hoy por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Lo que más preocupa es que la cifra podría ser incluso mayor de no ser por que muchos jóvenes, desanimados por la situación del mercado laboral, no buscan trabajo de forma activa, por lo que no cuentan como desempleados.
Ante este escenario, la OIT ha fijado como "prioridad" la recuperación del empleo juvenil. Juan Somavia, director general del organismo, opina que "la frágil recuperación del trabajo decente refuerza la persistente incapacidad de la economía mundial de garantizar un futuro para todos los jóvenes. Esto debilita a las familias, la cohesión social y la credibilidad de las políticas públicas".
En un informe titulado 'Tendencias mundiales del empleo 2011: el desafío de la recuperación del empleo', la OIT subraya que a pesar de la recuperación observada en varios indicadores macroeconómicos ésta no es suficiente para permitir un descenso significativo del desempleo.
Según sus previsiones, la cifra de parados alcanzará a cierre de 2011 los 203,3 millones, lo que supone una tasa de paro del 6,1%, apenas una décima por debajo del nivel registrado en 2010.
Los desarrollados, los más afectados
Sin duda, los países desarrollados han sido los más afectados por el desempleo. El 55% del aumento en el paro mundial entre 2007 y 2010 se registró entre las economías desarrolladas, si bien la región sólo representa el 15% de la fuerza de trabajo a nivel mundial.
Por contra, en diversas economías del mundo en desarrollo, como Brasil, Kazajstán, Sri Lanka, Tailandia y Uruguay, las tasas de desempleo disminuyeron por debajo de los niveles anteriores a la crisis.
Persisten "altos niveles de desempleo y un creciente desaliento en los países desarrollados", mientras que en las economías emergentes y en desarrollo se registran "niveles altos de empleo vulnerable y pobreza laboral", lo que contrasta fuertemente con la recuperación de varios indicadores macroeconómicos clave como el PIB mundial, el consumo, el comercio mundial y los mercados bursátiles, que lograron recuperarse en 2010, superando los niveles anteriores a la crisis.