
Las vacaciones han llegado a su fin para la mayoría con el comienzo de septiembre. O, cuanto menos, la actividad empezará a entrar en punto de ebullición para muchas empresa.
Quien más, quien menos, todo andamos recuperándonos por la vuelta tras haber pasado tiempo con nuestros seres queridos y disfrutando de un merecido descanso. Aunque el tiempo de vacaciones puede significar cosas diferentes para cada persona, como desconectar completamente, viajar o hacer otro tipo de actividades, todos compartimos al común: el sentimiento de "oh no, tengo que volver al trabajo".
Es fácil entender por qué nos sentimos un poco deprimidos ante la perspectiva de volver a la vida cotidiana: el cambio de contexto y de rutina puede debilitarnos y hacer que estemos de peor humor.
Pero si se supone que las vacaciones son un gran impulso para nuestra felicidad y bienestar, ¿por qué nos derrumbamos mentalmente después?
Falta de libertad, ansiedad acumulada y sueño: las razones de fondo del síndrome postvacacional
Jeroen Nawijn, psicólogo de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Breda, quien ha estudiado las vacaciones en relación con la calidad de vida, explicaba a The Guardian que aunque las personas generalmente experimentan un aumento de felicidad durante sus días libres, esos beneficios disminuyen rápidamente después de regresar a casa. "Probablemente se sientan mejor durante las vacaciones porque tienen más libertad para hacer lo que quieren", explica.
Suzanne Degges-White, terapeuta y directora del Departamento de Asesoramiento y Educación Superior de la Universidad de Illinois, coincide con este sentimiento. "Una vez que volvemos al mundo laboral, la mayoría de nosotros tenemos que rendir cuentas a alguien sobre lo que estamos haciendo, cómo lo estamos haciendo y cuándo terminaremos", dice.
También atribuye la dificultad de readaptarse al hecho de que los problemas y responsabilidades no desaparecen cuando estamos de vacaciones. "Muchas personas temen el regreso porque saben que los problemas pueden haberse acumulado en su ausencia. Puede haber una montaña de nuevas solicitudes además de las tareas sin terminar que dejaron atrás", agrega Degges-White.
También menciona la influencia de pasar de un patrón de sueño más flexible durante las vacaciones a un horario de sueño más estricto y regimentado. Esto, combinado con la pesadez causada por comer en exceso, puede afectar seriamente el bienestar de una persona, según Degges-White.
Cómo intentar evitarlo
Prepararse con anticipación para el ajuste brusco que vienen añadiendo un poco de margen entre tus fechas de viaje y de trabajo, sugiere Nawijn, incluso si es solo un día o medio día, es la primera opción.
Pensar con anticipación también puede incluir hacer una lista de tareas pendientes para tu primera semana de regreso, mantener limpios y organizados tus espacios de trabajo y vivienda, y priorizar la relajación a medida que te reincorporas a la rutina, sugiere Degges-White.
Si puedes, ten otro pequeño parón pronto
Poder tomar un par de días de vacaciones la poco de volver, al mes o mes y medio, también nos puede ayudar, según los expertos: tanto para contextualizar que la vuelta a la rutina no puede ser tan bruca, como para recargar pilas si ha sido muy exigente.
Completar estas pequeñas tareas en general te preparará mejor para la realidad que te espera después de las vacaciones. Y bueno, si todo esto falla, podemos consolarnos pensando que si estamos algo alicaídos a la vuelta es porque nos lo hemos pasado muy bien.