Las entrevistas de trabajo, casi de forma inevitable, nos generan nervios. Y es natural. Eso sí, algo que podemos hacer es practicar nuestra postura y nuestro lenguaje corporal para intentar limitar la percepción de esos nervios y transmitir confianza al entrevistador.
También al revés. No importa cuán sólidas sean tus respuestas a las preguntas, si tu postura y comportamiento no reflejan seguridad y aplomo. La postura, en definitiva, es importante.
Aquí te dejamos algunos consejos sobre cómo mejorar tu lenguaje corporal durante una entrevista y eliminar cualquier señal negativa que pueda afectar tu imagen profesional. Desde el momento en que entras a la sala de espera hasta el instante en que sales de la entrevista, cada interacción y gesto puede contar.
Antes de la entrevista
Antes incluso de que comience la entrevista, puedes establecer una base sólida para transmitir confianza. En la sala de espera, adopta una postura erguida, manteniendo tu espalda recta. Recuerda que aunque aún no hayas conocido al entrevistador, es posible que otros estén observando tu comportamiento, como la recepcionista o posibles compañeros de trabajo.
Además, cuando te sientes a esperar, si llevas un maletín o bolso es mejor que lo coloques a la izquierda de la silla para evitar cualquier incomodidad al momento de estrechar la mano del entrevistador o recoger tus objetos personales. Como ves, equeños detalles como estos que pueden marcar la diferencia en la percepción que los demás tienen de ti.
Durante la entrevista
Durante la entrevista en sí, es esencial mantener una postura y lenguaje corporal que transmitan confianza y profesionalidad. Recuerda que la primera impresión es importante, pero también lo es el mantenimiento de una buena imagen a lo largo de la conversación.
Al sentarte, asegúrate de mantener una espalda recta y evitar encorvarte. Inclínate ligeramente hacia delante para mostrar interés, pero evita reclinar completamente la silla, ya que puede dar la impresión de desinterés o aburrimiento.
Evita cruzar los brazos o colocar objetos sobre tu regazo, ya que esto puede indicar una actitud defensiva o nerviosismo. En su lugar, procura mantener las manos demostrando apertura y disposición a participar en la conversación.
Sigamos hablando de las manos: ¿Sueles moverlas cuando hablas? Adelante, déjalas moverse durante la entrevista. Detener tus gestos naturales puede dar lugar a una apariencia incómoda. Solo asegúrate de que tus movimientos no sean tan entusiastas que distraigan a tu interlocutor.
Si te ofrecen la posibilidad de elegir asiento, opta por una silla de respaldo recto. Las sillas y sofás acolchados pueden ser cómodos, pero es difícil sentarse con elegancia en ellos.
Evita cruzar las piernas
La mayoría de los expertos recomiendan no cruzar las piernas. En una entrevista larga, es posible que tengas que volver a cruzarlas debido al adormecimiento, lo que podría parecer que estás inquieto.
Hablando de inquietud, si te muerdes las uñas, te rompes los nudillos, te atusas el pelo o mueves las piernas, evita que estos hábitos aparezcan durante la entrevista. Parecerá poco profesional y transmitirá nerviosismo.
Mantén el contacto visual, pero sin forzar
El contacto visual es uno de los grandes pilares de la confianza y el lenguaje corporal. Eso sí, tampoco te obsesiones con mantener todo el rato la mirada fija porque puede suponer algo desafiante o inquietante.
Al mismo tiempo, si evitas por completo el contacto visual, darás la impresión de que no eres de fiar y de estar distante, y podría parecer que tus respuestas son deshonestas. Equilíbralo: Intenta mantener el contacto visual mientras escuchas y respondes a las preguntas, pero deja que se interrumpa de vez en cuando y que tus ojos se desvíen.
Algo que recomiendan muchos expertos sobre todos estos consejos es ponerlo en práctica en conversaciones con amigos o familiares donde no estamos tan presionados. De este modo, cuando nos toque hacerlo en una entrevista, nos saldrá de forma más natural.