
La huelga de escritores y guionistas de Hollywood del pasado lunes ha puesto el foco, además de en la mejora de las condiciones que reclama el sector, en uno de las situaciones más complejas que derivan de la vertiginosa evolución de la Inteligencia Artificial: el intrusismo profesional de los robots. Como si de una pesadilla se tratara, los mundos que muchos de estos profesionales crearon para la ciencia ficción, con máquinas doblegando al ser humano, se están empezando a ver representados, en su capa más superficial, en el día a día de ellos.
Que la creatividad no se puede programar es una de las premisas que alejan el riesgo de las profesiones 'de letras' de ser suplantadas por la IA. Sin embargo, herramientas como ChatGPT están poniendo a prueba ese argumento.
A priori, la frialdad de un robot genera textos carentes de sentimiento pero a base de entrenamiento, puede acabar proponiendo ideas que sean la base de nuevas historias. Y aquí radica la queja del sector. La IA se puede entrenar para reproducir diferentes estilos pero para eso, argumentan, necesita nutrirse del trabajo previo de alguien.
El Writers Guild of America (el sindicato del gremio de escritores de América) busca restringir el uso de la inteligencia artificial en la escritura de guiones de cine y televisión. Tiene enfrente a los estudios de Hollywood, que no quieren quedarse fuera de las oportunidades que brinda la nueva tecnología en plena búsqueda de rentabilidad y con los ingresos por publicidad de capa caída. No renunciarán a la IA, pero sí se abren a discutir anualmente la implementación de los avances.
El primer paro laboral del sector en 15 años tiene un trasfondo complejo y saca a primer plano el debate sobre el papel de la IA en el proceso creativo y su impacto en el futuro del entretenimiento. El guionista John August, miembro del comité de negociación, ha subrayado las dos preocupaciones principales del sector con respecto a la IA: "No queremos que nuestro material los alimente y tampoco queremos arreglar sus primeros borradores descuidados", ha indicado en unas declaraciones recogidas por Reuters.
Revisar borradores creados por IA para pagarles menos
Los temores se basan, por un lado, en que la creación de guiones por inteligencia artificial empieza a despuntar. ChatGPT o herramientas similares pueden ayudar a los escritores a superar el síndrome de la hoja en blanco, pero una expansión sin límites supone una amenaza para el gremio. Temen que del avance derive una excusa que degrade su trabajo. Warren Leight, guionista y productor ejecutivo de Law & Order: SVU cree que "en lugar de contratarte para hacer un primer borrador, los estudios te contratan para hacer un segundo borrador (una revisión a la propuesta del robot) y paga menos. Hay que cortar eso de raíz".
Desde el sindicato exigen que el material generado por un sistema como ChatGPT no pueda considerarse "material literario" o "material fuente", términos ya definidos en su contrato. Es decir, si un estudio entregara a un escritor un guion generado por IA para su revisión, no se le podría pagar al escritor una tarifa más baja.
En el sindicato ya se define a la IA como "máquinas de plagio". La otra reivindicación del sindicato es la que busca impedir el robo de propiedad intelectual. Dicen que entrenar a ChatGPT con el estilo de Nora Ephron (Cuando Harry encontró a Sally o Tienes un email) sería plagiar a la autora. Para evitar estas situaciones, piden que los scripts existentes no se usen para entrenar inteligencia artificial. Un Kramer contra Kramer por la custodia de la creatividad