
El próximo 28 de abril casi 37 millones de españoles elegirán en las urnas a su nuevo presidente. La campaña electoral, ya mediada está ocupada por la irrupción de la extrema derecha, la cuestión catalana, el feminismo o la inmigración, aspectos todos ellos recogidos en los programas electorales de los partidos. En sus promesas, sin embargo, el deporte pasa muy de puntillas.
Esto se produce en un contexto muy particular, con una Ley del Deporte aún por aprobar y que queda pendiente de lo que suceda el último domingo de abril, dejando abierta la posibilidad a un cambio en este asunto concreto, en el que ya se han dado conversaciones con los actores principales del sector como son los deportistas o las federaciones.
Ésa es la razón de que el PSOE fíe buena parte de sus propuestas a la adecuación de la Ley del Deporte. La materia ocupa poco más de cuatro páginas de las 290 de las que consta el programa electoral. El aún presidente del Gobierno y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, reconoció en una entrevista a Marca que su partido cuenta con el anteproyecto de Ley del Deporte presentado el primero de febrero y que tendría "un buen consenso dentro de las fuerzas parlamentarias".
Con este escrito, entre otras cosas, se pretendía la promoción de la igualdad "real y efectiva" en el deporte, la inclusión del deporte femenino que no esté regulado, impulsar el deporte inclusivo y reforzar los deberes y derechos del deportista así como la buena gobernanza y transparencia de las entidades deportivas.
Además de esta nueva Ley del Deporte, los socialistas proponen un Plan Estratégico del Deporte Español, una Ley de Patrocinio Deportivo, un Observatorio de la Igualdad, un Manual de Buenas Prácticas, la apuesta por el control económico, el deporte de base y la inclusividad, la erradicación de la violencia en el deporte de base y la adquisición de hábitos saludables destinados a eliminar el sedentarismo mediante el acceso al deporte como servicio público.
El PP quiere romper con el anteproyecto del PSOE y propone una nueva Ley del Deporte que tocaría temas que ya trata la socialista (la buena gobernanza de las entidades o el establecimiento de un estatuto del deportista) y añadiría otros como la búsqueda de la justicia deportiva y la coordinación entre administraciones.
Es uno de los siete puntos, de un total de 500, que dedican los populares, liderados por Pablo Casado como candidato a La Moncloa, en materia deportiva. Tras él, la promoción del Plan ADO, el fomento del deporte femenino y su paso a la profesionalización o el apoyo al deporte inclusivo. También el espaldarazo al deporte de base y de los deportes minoritarios, en parte apoyado por un mejor acceso a las instalaciones deportivas de los centros educativos.
Este último contenido guarda parecidos con otro recogido en el programa de Unidas Podemos. El partido liderado por Pablo Iglesias apuesta por impulsar actividades (gratuitas, algo que no especifica el PP) deportivas en centros públicos con el objetivo de que los jóvenes puedan realizar deporte tres veces a la semana.
El deporte aparece mencionado en dos de los 264 puntos del programa de la formación morada, que presta una gran atención al deporte femenino: profesionalizarlo e inducir, a través de los medios de comunicación, su igualación en términos de presencia mediática, además de en premios y marco laboral. Además, planes de becas y financiación de las federaciones, ayudas para la transición a la vida laboral de los deportistas que finalizan sus carreras y un resquicio en este sentido para las mujeres, con oportunidades "a través del empleo público".
También apuesta Ciudadanos por una nueva Ley del Deporte. Sin hacer mención a la del PSOE (al igual que el PP), el partido de Albert Rivera promete un nuevo redactado para adaptar el deporte español "a los retos del siglo XXI": lograr la igualdad, cambiar el sistema de ayudas a los deportistas por otro de 'contratos' o el establecimiento de una licencia deportiva única en todo el país.
Es la primera de las tres medidas que la formación naranja incluye en un programa de 175. Las otras dos son concretas: el castigo a las faltas de respeto a símbolos institucionales y comportamientos que promuevan conductas de odio (racismo, LGTIfobia o sexismo) y la promoción del deporte femenino hacia la igualdad (persecución de las cláusulas 'anti-embarazo', ayudas para el retorno tras la maternidad e igualdad en dietas y premios).