
EN DIRECTO | reacciones a los resultados| Especial 20D | Amarga victoria electoral para el Partido Popular (PP), que durante cuatro años ha disfrutado de una holgada mayoría absoluta de 186 diputados y ayer, en las urnas, se dejó 63 por el camino. Con poco más del 28,7 por ciento de los votos, diecisiete puntos menos que en 2011, Mariano Rajoy recibe un varapalo en las elecciones por las políticas de ajuste y los casos de corrupción que han salpicado su mandato y tendrá complicado revalidar como presidente.
En concreto, la formación recibió el respaldo ayer de poco más de 7,2 millones de votantes, casi cuatro millones menos que en 2011. Es el triunfo más pírrico de un partido vencedor en las urnas en la España democrática, y es, además, el peor resultado de los populares desde el año 1989. Pese a todo, el jefe del Ejecutivo recordó anoche desde el balcón de Génova que el PP "ha sacado 1,6 millones de votos y más de 30 escaños" al PSOE, por lo que "intentará" formar Gobierno "y que sea estable".
La única posibilidad de Rajoy pasa por un desacuerdo entre el PSOE, Podemos e Izquierda Unida a la hora de formar gobierno; y por una abstención, en el debate de investidura, de Ciudadanos y el PSOE o de Ciudadanos y varias fuerzas de corte nacionalista. Opciones como la de un hipotético pacto con el PSOE, la llamada Gran Coalición, no parece factible. ¿Qué escenarios le esperan al nuevo Gobierno?
Una legislatura muy larga
La legislatura se le ha hecho muy larga al PP, que nada más aterrizar en el Gobierno, a finales de diciembre de 2011, tuvo que aprobar un duro plan de ajuste del gasto que incluía una subida del IRPF de dos puntos a todos los tramos. A lo largo de 2012, y con el fantasma de la intervención europea sobre España, llegaron la subida del IVA, la congelación perenne del salario de los funcionarios, los recortes sobre sanidad y educación y el "crédito" de casi 40.000 millones para rescatar a la banca. Un sinfín de medidas que hundieron la intención de voto de los populares al mismo tiempo que escándalos como el del extesorero de Génova, Luis Bárcenas, o el exministro de Economía Rodrigo Rato, terminaban de socavar sus expectativas.
Pese a que en 2013 la economía española abandonó la recesión, Rajoy aún no pudo revertir ni uno solo de sus recortes, y en ese escenario se llegó a los comicios europeos de mayor de 2014, donde las formaciones emergentes, Podemos y Ciudadanos, irrumpieron en escena y empezaron a cambiar el mapa político tradicional.
Pese a que el PP obtuvo la victoria en aquellos comicios con 16 eurodiputados frente a los 14 del PSOE, en Génova se entendió a la perfección que el tiempo de las mayorías absolutas tocaba a su fin. A medida que el PIB crecía, el Ejecutivo programaba su primera reforma fiscal con rebaja del IRPF incluida y empezaba a mostrar mayor laxitud con el gasto. La bajada del desempleo acompañaba también, y con ella, el PP recuperaba parte de crédito electoral.
Sin embargo, ya era demasiado tarde. Pese a que en julio de este año entraba en vigor una nueva rebaja del IRPF y el PP se lanzaba a la carrera de las promesas electorales, las expectativas electorales de la formación se fueron diluyendo a medida que Ciudadanos se abría paso entre focos. El espectacular resultado obtenido por este partido en las elecciones catalanas de septiembre, donde Inés Arrimadas se ha convertido en líder de la oposición, daba el último puntapié al cuartel general de Génova. Y así, llegaban las elecciones generales. "He hecho lo que creía bueno para los intereses generales", adujo anoche Rajoy.
Si el PP se ha dejado 4 millones de votos en las urnas, la formación liderada por Albert Rivera ha obtenido 3,5 millones. Juntos superan los 10,5 millones, pero no alcanzan la mayoría absoluta de 176 escaños necesaria para gobernar con holgura. Ciudadanos, además, ya ha dicho que se abstendrá, pero no votará a favor de Rajoy.