Editoriales

Freno a una perniciosa alza fiscal

María Jesús Montero, ministra de Hacienda, durante el debates de los PGE ayer martes.

La primera sesión del debate sobre la totalidad del proyecto de Presupuestos para 2019 solo sirvió para reafirmar la previsión de que la mayoría del Congreso rechazará hoy las Cuentas. De hecho, el discurso de la ministra María Jesús Montero estuvo más centrado en reprochar a los partidos secesionistas sus enmiendas a la totalidad que en defender el contenido del proyecto de ley que, según pudo entreverse, también ya da por perdido.

En consecuencia, puede afirmarse que quedará en la cuneta el casi único recurso del Gobierno para elevar la recaudación tributaria, al tiempo que incrementa el gasto, basado en una subida de impuestos en múltiples frentes, especialmente en Sociedades y el IRPF. Esa realidad constituye una buena noticia para la economía.

Entre los pilares de los Presupuestos, se halla una ofensiva fiscal contra las rentas altas. Éstas no solo iban a sufrir unos tipos confiscatorios (una vez sumado el gravamen autonómico) en los ingresos superiores a 130.000 euros; también se enfrentaban a una nueva alza de las bases máximas de cotización. Estas medidas, además, dañarían a las empresas desincentivando en ellas el acceso a puestos directivos y, sobre todo, elevando sus costes laborales.

La situación aún se agravaba más para las firmas, considerando que los cambios en Sociedades implicaban la imposición de un tipo mínimo del 15%-18% y medidas tan perjudiciales como obligar a tributar por los dividendos logrados en el exterior, lo que equivale a una doble imposición.

Sin duda, el fracaso de los Presupuestos crea incertidumbres, pero no puede negarse que, gracias a esa circunstancia, se frenan unas alzas fiscales que comprometían gravemente el avance del PIB y la creación de empleo.

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