Editoriales

Saneamiento necesario en banca

La banca española planea dar un nuevo acelerón al ritmo de reducción de los activos inmobiliarios que aún tiene en su balance, en gran parte heredados de los peores años de la crisis.

En concreto, las entidades buscan deshacerse de 12.500 millones en tan sólo dos años. Puede sorprender esta premura considerando los grandes esfuerzos que han protagonizado en los últimos años para liberarse del lastre que el ladrillo les supone. Basta recordar las ambiciosas ventas que protagonizaron recientemente Sabadell, o Santander después de comprar Banco Popular.

De hecho, el conjunto del sector ha impulsado operaciones de este tipo por valor de casi 30.000 millones en el transcurso de este ejercicio. Ahora bien, las entidades adoptan una actitud adecuada al no caer en la complacencia. Dar salida en el mercado a este tipo de activos es una actividad que entraña sus complejidades y que, sobre todo, depende de factores que los bancos no pueden controlar.

La venta de activos inmobiliarios avanzó mucho pero a las entidades les conviene continuar reduciendo este lastre

Es difícil prever cuánto durará el apetito inversor que el inmobiliario español ha conseguido crear en los últimos años. Por ello, las entidades hacen bien en sacar el máximo rendimiento al interés que los grandes fondos internacionales todavía muestran.

Pero, además, debe considerarse que el mantenimiento de activos de este tipo inmobiliarios en el balance siempre implica un esfuerzo. No en vano son prácticamente improductivos y, además, generan costes de mantenimiento que obligan a hacer provisiones. Por todo ello, debe valorarse el afán que la banca española muestra de completar su saneamiento. Es un proceso necesario sobre todo, en un momento como el actual en que las entidades afrontan más costes en su negocio crediticio y éste además presenta una lenta recuperación.

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