Editoriales

Panorama más difícil para el Ibex 35

El rebote que el Ibex 35 mostró al inicio de la sesión de ayer fue un espejismo, ya que el selectivo cerró con una caída del 0,25%. Era previsible dado que la principal causa de las retrocesos recientes del Ibex, los problemas de Turquía, no dieron síntomas de agravarse, pero siguen sin aclararse. Continúa abierta la posibilidad de que las turbulencias del país otomano sean el inicio de una crisis en las economías emergentes.

Sin duda, Turquía tiene debilidades muy específicas que no se dan en Brasil y México, países en los que el PIB desacelera pero en los que variables como el IPC no alcanzan los altos niveles turcos. Sin embargo, todos estos países coinciden en un mismo punto: el fuerte daño que la depreciación de sus divisas frente al dólar les provoca por su endeudamiento externo.

Y esa vulnerabilidad tiene efectos en unas empresas con tanta vinculación a las economías en desarrollo como las propias del Ibex 35. Por ello, en el actual escenario, el BBVA está en el ojo del huracán con una merma del beneficio del 8%, a lo que se une una caída de capitalización de 3.900 millones.

Pero, si la crisis emergente se confirma, todo el Ibex  35 lo acusará, más allá de los 10.000 millones que ya perdió en bolsa por Turquía. No en vano un tercio de su negocio depende de los mercados en desarrollo. Tan alta exposición no es reprochable en sí misma: fue la clave para que la gran empresa capeara la crisis.

Con todo, ahora sería temerario minusvalorar los perjuicios que fenómenos como el efecto divisa pueden causar. Máxime cuando el panorama tiene visos de complicarse más si, en paralelo, el PIB español ahonda su desaceleración e interrumpe el crecimiento que el negocio de estas empresas presenta en nuestro país.

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