
Mariano Rajoy dimitió como presidente del PP. Rajoy hizo de su despedida una recapitulación de logros de su gestión que, especialmente en el área económica (crecimiento, empleo y reducción del déficit), son indiscutibles. No obstante, queda la sensación de que el propio Rajoy no ha sabido capitalizar esos éxitos de una forma más idónea que utilizarlos como única barrera ante el descrédito que suponían los escándalos sobre corrupción.
Por ello, fue una sorpresa para gran parte de la opinión pública que la decisión de dimitir se demorara más allá del pasado jueves, cuando ya era seguro que la moción de censura triunfaría. Finalmente, ha tomado la opción correcta, pero la tardanza puede suponer un coste para el PP, sobre todo, en términos de división interna.