
La brecha salarial constituye un fenómeno complejo, que presenta claras diferencias según los rangos de edad y las situaciones personales que se consideren. Como la ministra de Empleo, Fátima Báñez, destaca en elEconomista, la diferencia salarial casi no existe entre hombres y mujeres cuando carecen de descendencia.
Pero empieza a manifestarse en cuanto las trabajadoras llegan al momento de tener su primer hijo. Esa discriminación tiene mucho que ver, por tanto, con la penalización injusta que sufre la maternidad en el mundo laboral. Atajarla debe constituir una prioridad del Gobierno, por lo que resulta bienvenido el propósito de Empleo de impulsar más políticas para que el trabajo y el cuidado de los hijos dejen de verse como incompatibles.