Los grandes bancos estiman que la adaptación a la contabilidad IFRS9, en vigor desde enero, obligará a provisionar 4.400 millones. La cifra es un 16,7 por ciento superior a la que las entidades calculaban y también excede las previsiones del Banco de España. Con todo, estos bancos están preparados para asumir una normativa que exige proteger a la entidad ante pérdidas posibles en el futuro, y no solo frente a las ya manifestadas.
Los ajustes de los últimos años han dotado a los pesos pesados bancarios de músculo para manejar el nuevo escenario. Pero esta certeza es menor para algunos bancos de inferior tamaño, los cuales afrontarán las mayores exigencias regulatorias en un momento de por sí difícil, cuando el negocio crediticio aún no se ha recuperado.