
Mañana está previsto que Luis de Guindos presente su candidatura para relevar a Vitor Constancio en la Vicepresidencia del BCE. Un momento tan delicado como el actual, a las puertas de que el ministro de Economía haga su anuncio, ha sido elegido por el PSOE para oponerse al aspirante. Con ese objetivo, los socialistas se afanan en resucitar las dos reservas que se solían plantear contra el ministro, pero que cada vez tienen menos defensores en la UE.
Así, el partido vuelve a reivindicar un perfil especializado, y no político, obviando que el propio Constancio lideró a los socialistas portugueses. Además, es la gestión técnica que Guindos protagonizó durante la crisis la que le ha granjeado apoyos decisivos para su candidatura, como el propio de Alemania. Pero el argumento que el PSOE blande con más fuerza contra el ministro es aquél que defiende que corresponde a una mujer ocupar la Vicepresidencia del BCE.
Se trata de una exigencia ante la que incluso sus impulsores originales, Francia y el Parlamento Europeo, se muestran flexibles y ya no lo plantean como condición sine qua non. El PSOE, por el contrario, se empecina en juzgar la candidatura de Guindos exclusivamente bajo criterios de igualdad de género. Pese a la indudable importancia que tiene la equidad entre sexos, lo que España se juega en el próximo relevo de la cúpula del BCE afecta más directamente a la necesidad de que nuestro país logre el peso institucional que merece en la UE.
Actualmente, Guindos es el candidato con más avales para empezar a cumplir esa misión. Negar esa realidad no beneficia en nada a la lucha por la igualdad y supone propinar un revés gratuito a la imagen de España (evidenciando de nuevo su falta de consenso interno) ante el resto de la Unión.