Editoriales

Convivir con un euro encarecido

Imagen: Dreamstime.

El Consejo de Gobierno del BCE se reunió bajo la presión que supone la fuerte apreciación del euro. No es la primera vez que celebra unos de sus cónclaves en esas condiciones (en septiembre la situación era muy semejante); sin embargo, la respuesta que ayer dio el eurobanco fue muy diferente a la de ocasiones semejantes.

No en vano, el presidente del BCE, Mario Draghi, no lanzó ningún discurso que contribuyera a moderar al euro. Desde luego, su mensaje de que el programa de estímulos podría extenderse más allá de septiembre estuvo muy lejos de tener ese efecto. No es el tipo de contundencia que esperaban unos mercados, en los que ha llegado a especularse con una primera alza de tipos este mismo año.

De hecho, el euro volvió a subir hasta llegar a superar en la sesión los 1,25 dólares, aunque luego cayese. Con todo, parece que Draghi considera esos niveles asumibles a juzgar por las repetidas alusiones que hizo al fuerte crecimiento que muestra la eurozona, lo que le permite mantener de momento inalterada su hoja de ruta para normalizar su política monetaria. De este escenario pueden extraerse varias conclusiones.

En primer lugar, las buenas expectativas para la banca europea se mantienen, como mostraron sus avances en la bolsa española e italiana. En segundo lugar, sigue habiendo estímulos para las fuertes ventas de deuda pública. Pero, sobre todo, la tranquilidad del BCE ante el tipo de cambio abona el terreno para que la moneda única se mantenga en altos niveles. Es cierto que el propósito del presidente Trump de preservar la fortaleza del dólar moderó ayer el rally del euro, pero todo apunta a que los Gobiernos y las firmas europeas deben prepararse para convivir con una divisa europea encarecida.

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