
El diálogo de PSA y los sindicatos sobre su convenio colectivo se paraliza. No cabe minusvalorar esta situación, achacándola a las tensiones propias de una negociación. El hecho de que la propietaria de Opel amenace con parar la producción del Corsa en Figueruelas y reducir plantilla evidencia que los sindicatos tensan la cuerda.
Resulta una situación paradójica en unas centrales que, en la crisis, dieron ejemplo de flexibilidad y entendimiento, lo que fue crucial para la competitividad del automóvil español. Ahora la situación económica es mejor, pero las fábricas se enfrentan a nuevos rivales, como los plantas situadas en Marruecos o Eslovaquia. Responder a esa realidad mostrándose rígidos en las negociaciones es la peor actitud que los sindicatos pueden adoptar.