
Como se esperaba, la Reserva Federal (Fed) acometió su última alza de tipos de la era Janet Yellen. Habría sido inexplicable que la presidenta saliente se resistiera a elevar las tasas, con el nivel de paro en el 4% y el PIB avanzando un 3%. Es más, la Fed incluso mejora las expectativas de EEUU y suma cuatro décimas a la previsión de crecimiento para 2018, hasta el 2,1-2,5%.
Hay una buena razón para esa mejoría, como es el impacto de la reforma fiscal del presidente Trump, que ya superó las objeciones del Parlamento. Ese impulso extra para la economía constituye un aval decisivo para que la Fed, ya presidida por Jerome Powell, prosiga en 2018 con su necesario regreso a la normalidad monetaria y cumpla su hoja de ruta de tres alzas el año próximo.